Trabajar con el tema del apego en los procesos de Duelo, es esencial porque somos conscientes de que toda experiencia humana tiene un inicio, pero también un final, y el apego, no te permite disfrutar de la vida presente.
Pensar que es necesario que unas células o neuronas mueran en nuestro cuerpo cada día, para que otras nazcan, facilita el superar el MIEDO a la muerte propia y ajena. Esto es algo natural y necesario por el proceso de regeneración celular, facilita el superar el MIEDO a la muerte propia y ajena, . Esta es una forma de prepararnos, para procesar y cerrar Duelos no solo de personas físicas que nos acompañaron en nuestro pasado, sino también para LA ADAPTACIÓN A LOS CAMBIOS (rupturas, mudanzas, cambios de trabajo...), y para facilitar el DESAPEGO FÍSICO al propio cuerpo y mente, y hacia el de otros seres queridos. Aceptar este proceso natural, hace más fácil, aceptar que es natural que para que unos seres humanos nazcan, es necesario que otros marchen. Nuestro instinto de supervivencia física y emocional, no nos deja aceptar esto, y por eso nos resulta tan fácil APEGARNOS a la vida, y con ella a personas que consideramos que nos aportan aquello de lo que carecemos. No obstante, no siempre elegimos apegarnos a personas saludables y felices. A veces, por el estado de FALTA DE AMOR PROPIO, se da un apego hacia aquellas situaciones y personas que reflejan el propio estado interior. Por eso, hay circunstancias en las que eligen estar apegados a personas que se quejan constantemente, y que más o menos conscientemente, se maltratan a sí mismas, con sus pensamientos, emociones y conductas autodestructivas. Por ello, estas personas que se autodestruyen, eligen situaciones que les facilita esta tarea, y por tanto, se rodean de personas que llamamos "tóxicas". Aquellas que viven en estados emocionales derivados del MIEDO. No hay víctima sin verdugo. Las personas que son verdugos de otros, eligen personas que asumen el ser víctimas y vivir como en ese rol. El que maltrata, es porque se maltrata, del mismo modo que el qué ama, es porque se ama, de forma incondicional, haga lo que haga, cometa los errores que cometa, y tenga los defectos que tenga. Y viceversa, las personas que son víctimas, eligen verdugos, y son víctimas porque de forma más o menos consciente, buscan acabar con sus vidas, y para ello, necesitan de otras personas que les ayuden en sus fines. Las personas que se convierten en víctimas de las circunstancias y de otras personas, son personas que no se aman, y que por tanto, atraen a su vida situaciones que son un reflejo de su falta de amor propio. En Terapia, tratamos de ayudar a estas personas, tanto a las que son conscientes como a las que no, de que son víctimas y/o verdugos, de esta situación, para que decidan si eligen dejar estos roles, o mantenerse en ellos. Cuando vivimos en situaciones de inestabilidad, tratamos de protegernos (instinto de supervivencia), evitando o alejándonos de las malas vibraciones transmitidas por las que se ha llegado a llamar PERSONAS TÓXICAS. Esas personas que se llaman "tóxicas", son aquellas que se encuentran viviendo en una "realidad interior" que les genera malestar, y que de forma más o menos consciente o intencionada, expresan en su forma de relacionarse con su entorno. A algunas de estas personas les cuesta pedir ayuda, porque piensan que al hacerlo pueden provocar el contagio negativo de sus pensamientos y emociones. No quieren trasladar sus preocupaciones, comeduras de coco o emociones "negativas" a su entorno. Son personas que son "tóxicas" y que el mayor mal se lo causan a sí mismas, pero que evitan relacionarse con el exterior, por sus temores de contagiar su negatividad. Desde nuestra filosofía de vida y trabajo terapéutico, no establecemos dicotomías ni juicios entre positivo y negativo, bien o mal, bueno o malo, etc. Nos basamos en las Teorías Energéticas que tienen bases científicas y están demostradas a nivel empírico. Consideramos que existen diferentes niveles de pensamientos que vibran a niveles energéticos muy bajos, hasta los más elevados, sin establecer un límite máximo a los mismos. Las valoraciones que se hacen de positivos y negativos, pueden ayudar a diferenciar, los pensamientos que te generan bienestar como buenos, y los que te generan malestar, como malos. Valorar que como somos seres libres, podemos establecer un control sobre ellos, y elegir cuáles queremos que predominen en nuestras mentes, hace que veamos más fácil, el poder aumentar el nivel vibracional de las emociones que van asociadas a los mismos, y establecer conductas dirigidas a mantenerlos en el tiempo. La responsabilidad de los llamados "contagios emocionales", no es solo de la persona que pide ayuda, sino de la persona que acepta dar esa ayuda, y que sin saber si es capaz de ofrecerla, la da, pese a salir de esa situación impregnada o "contaminada" de las emociones que le han trasladado. Por ello, es necesario la intervención de profesionales, que tienen sus herramientas para no sufrir los contagios emocionales, que los seres queridos no son capaces de evitar. Existen personas que con buena voluntad, sacrifican su salud mental, por ayudar a otras, pese a saber que después de prestar la ayuda, ellos llegan destrozados a sus hogares. Cierto es que los profesionales de la Salud Mental, tenemos más herramientas para ser imparciales, y para imponernos ante situaciones en las que mayormente de forma inconsciente, se nos trata de delegar la responsabilidad de las vidas de nuestros clientes. Es común, que los clientes vengan y que traten de que el profesional adopte decisiones por ellos, para eludir la responsabilidad de los errores de esas decisiones. Pedir ayuda no es un signo de debilidad, ni sentirse culpable va a ayudar a resolver el problema que lleva a solicitarla. Tampoco va a cambiar o empeorar la realidad de la persona a la que se le pide esa ayuda, puesto que esta tiene la libertad de aceptar ofrecerla o no. No todas las personas están preparadas para AYUDAR a otras, y por tanto hay que ser asertivos, y saber decir "no", a cualquier persona que nos pide ayuda, aunque sea un amigo o familiar, si somos conscientes que no podemos ayudarle, porque no podemos protegernos, ni ponernos la barrera o el impermeable para que no nos afecte el problema y lo que le envuelve (pensamientos y emociones de muy baja frecuencia energética). Por eso, se suele decir, que es mejor acudir a un profesional, que está preparado y que por no pertenecer al círculo cercano de la persona que tiene el problema, puede ayudar, sin salir contagiado de las emociones que envuelven al problema que se presente. Todos tenemos el derecho de pedir ayuda, y esto no implica que vayamos a obtenerla de la persona a la que se la pedimos. Tenemos que estar preparados para las negativas, y tratar de comprender que un "no", no significa que esa persona no nos ame, sino que no está preparada para ofrecernos esa ayuda. Los profesionales somos humanos, y como tal, existen problemáticas que tenemos con nosotros mismos que tenemos que superar, antes de abordar las que algunos clientes nos plantean. Lo mismo ocurre con el amigo o familiar que no puede ayudar a otro que tiene un problema de autoestima, cuando él tiene el mismo problema de falta de amor propio. No es ético ni profesional, asumir casos que consideremos que a los profesionales nos desbordan porque no somos capaces de establecer un equilibrio de fuerzas. El terapeuta tiene que saber si puede conseguir que el contagio sea de él hacia la persona que viene con esa carga emocional tan destructiva. Si en algún momento, el profesional que es humano, considera que se está viendo afectado por el cliente, como aconsejamos a familiares y amigos que tratan de ayudar a sus seres queridos, es importante retirarse, y saber derivar a la persona que sufre esa problemática, a otro Terapeuta que se sienta capacitado para poder asumir ese caso, y gestionarlo de una forma más saludable. La relación terapéutica si no es saludable para ambas partes, no va a ser eficaz. Aunque el cliente salga contento, si el profesional sale de la Terapia, sobrecargado, no es buen pronóstico para el éxito de dicho Tratamiento iniciado, porque el clima estará viciado en la próxima sesión, y la responsabilidad aquí recae en el Terapeuta si no sabe derivar a tiempo. Derivaremos aquellos casos, en los que no nos sintamos competentes asumir por estos motivos. Siempre justificaremos los motivos de la dicha derivación, y daremos un listado de profesionales recomendados que pueden abordar el caso. El cliente es lógico que vea beneficio cuando descarga sus emociones "negativas" en la Terapia, pero esto a la larga no es beneficioso, porque buscará este medio para conseguir estar bien, y esto generará dependencia terapéutica. A corto o medio plazo, no ayudará a que logre los mismos resultados fuera del espacio terapéutico y de forma autónoma, sin necesitar a terceras personas para conseguir el equilibrio y bienestar emocional. Por ello, cuando alguien solicita ayuda profesional, y esa persona mal etiquetada de "tóxica", por las vibraciones bajas que emite al hablar o comportarse, se acerca, lo mejor es determinar si uno se encuentra en un alto nivel vibracional (estado psicológico fuerte), para prestar esa ayuda, y para lograr cambiar la polaridad de la otra persona, con su consentimiento siempre y por supuesto, con su compromiso terapéutico y trabajo entre sesiones. El concepto de "normalidad" es muy ambiguo. No podemos tachar de "anormal" a una persona con unas capacidades poco frecuentes, que vive de una forma saludable, en paz consigo mismo, y con una coherencia entre su forma de pensar, sentir y actuar, y que ha conseguido disfrutar de su vida, y no ha causado ningún mal por ello. Es imposible que la felicidad, paz y serenidad, cause dolor a otras personas. Puede despertar envidias o rechazo. El que sea malinterpretada y genere dolor, es porque la envidia y el rechazo hacia personas que viven en este estado, termina generando dolor, por no ser capaz de imitarles, ni de comprender cómo llegar a ese estado. Es imposible llegar a él, a través de la comprensión meramente lógica. En la mayoría de los casos con los que nos encontramos, la pérdida de la Salud Mental, es cuando se manifiesta ante un profesional de la psiquiatría, dando muestra de que causa sufrimiento e interrumpe nuestra vida cotidiana, es comprensible que le pongan la etiqueta de "anormal". En Psiquiatría infantil se ha visto que hay niños que son llevados a consulta, porque los padres han querido controlar su imaginación desbordada. Si esos niños son felices jugando solos con su amigo invisible, reprimir al niño, o ver dónde no hay una patología, o creer que es un niño asocial, puede llevar a que se cumplan nuestras expectativas. Es el caso de la "profecía autocumplida". Si los padres se lo creen, actúan como si el niño ya lo fuera, cuando a lo mejor es una fase pasajera. Es entonces cuando el niño perpetúa estos comportamientos. Lo que podía haberse trabajado en la escuela como una capacidad, se convierte en patológico. Si las capacidades "aparentemente anormales o poco frecuentes", las empleamos en el beneficio del bien común, y no causan malestar a nadie, es imposible que en esta NUEVA ERA, ningún profesional de la Salud Mental, entre los que mi incluyo, podamos establecer ninguna etiqueta de ANORMALIDAD, o cualquiera de las otras etiquetas psiquiátricas. Encontrar la coherencia conceptual, es demandada por muchas personas que necesitan comprender, para poder saber cómo procesar la información verbal a nivel mental, y poder dar el salto de lo conceptual y la lógica, A LO QUE NO REQUIERE DE ELLA: EL AMOR INCONDICIONAL HACIA NUESTRA IDENTIDAD PARA PODER PROYECTARLO FUERA. Conseguir amarse pese a no ser perfectos, y cometer errores, permite que sea fácil y natural, amar a las personas que elegimos que formen parte de nuestras vidas. Hay que respetar que haya personas que necesitan primero el procesamiento conceptual, para caminar, correr o saltar hacia ese otro lugar, dónde ya no es necesario emplear la mente, para encontrar motivos, razones, justificaciones, lógicas, coherencias, etc....El AMOR siempre implica coherencia, porque todo gira alrededor de él. Los pensamientos, emociones humanas y comportamientos, van dirigidos por él, sin que exista ninguna interferencia por parte de la mente propia, ni ajena. Si piensas en rojo, sientes verde, y actúas en amarillo, es más fácil que el cuerpo y la mente enfermen. Los síntomas de cualquier enfermedad, son indicativos de esta falta de coherencia interna. Las agudizadas obsesiones de personas con pensamientos muy repetitivos que luchan para CALMAR AL DRAGÓN, con conceptos lógicos y racionales, son motivados porque la mente, necesita estos argumentos para darlos la vuelta y hacer interpretaciones dañinas, que son las centradas en ese diálogo interior negativo hacia uno mismo o hacia terceras personas. Cuando estamos centrados en el presente y en el disfrute del mismo, la mente no puede interferir, porque no conoce de este tiempo. Las personas que no disfrutan de su presente, se dejan dominar por una mente que huye de este tiempo, porque vive apegada al pasado y futuro, y plantea lucha cuando la persona comienza a disfrutar del aquí y ahora. Dos no discuten si uno no quiere. Pues este es el caso de la lucha que se plantea en Terapia con clientes que refieren tener un diálogo interior muy contradictorio (un ángel y demonio dentro). Se puede salir de la mente conceptual, para dar paso a la acción, y a disfrutar de ella, pero para ello, hay que poner al dragón de la mente enfrente, y como GUERREROS PACÍFICOS, y TRABAJADORES DE LA LUZ, iluminarla, para que sin resistencia, se convierta de forma permanente en el vehículo con el que vamos a viajar en esta experiencia humana. Otra estrategia, es la INDIFERENCIA Y LA DISTRACCIÓN. No plantar cara a los argumentos conceptuales de la mente. Distraerla y darla tareas que no requieran de mucho esfuerzo mental, a través de una programación neurolingüística que permita romper con las creencias limitantes de las mentes inconscientes, ya que muchas de ellas, hacen que se disparen emociones y conductas autodestructivas. Tratar de racionalizar todo no es la solución. Hay que poner la lógica al servicio del bienestar propio. Cuando notamos malestar, hay que dejar de buscar explicaciones, de darnos argumentos, de montarnos películas en la mente, etc....y hay que dejarnos LLEVAR POR EL CORAZÓN, es decir sentir y disfrutar, FLUIR EN EL PRESENTE...delegar el querer controlar todo en nuestra vida y en las ajenas...Confiar en que somos capaces de afrontar las incertidumbres del día a día...APRENDER A DELEGAR CUANDO ESTAMOS A NIVEL MENTAL SOBRECARGADOS PARA DISFRUTAR DE LO QUE ESTAMOS EXPERIMENTANDO EN EL PRESENTE. Transmutar los sentimientos de culpa en sentimientos de responsabilidad, que no bloquean, que te hacen emprender nuevas acciones. Los arrepentimientos, y el "hay pobre de mí", o "debería haber hecho..."...."y si hubiera hecho esto otro"....", "tenía planificado hacer esto....pero al final hice esto otro..."....El exceso de estos mensajes..."peros", "y si", "debería haber hecho"....etc...no ayudan a VIVIR EL PRESENTE, y sacar partido del "Aquí y Ahora". Valorar las sincronicidades o coincidencias de nuestras vidas, es una solución. Un buen consejo es tratar de no juzgarlas como "buenas" o "malas", y el no tratar de "comprenderlas" ni "racionalizarlas". Esto no nos ayuda porque hacerlo, es darle más poder del necesario, a la mente, para que contra argumente, y trate de que elaboremos juicios, y con los juicios de valor, se atraen los sentimientos de culpa derivados del miedo. Las aparentes coincidencias o sincronicidades positivas, son muy fáciles de asumir, y querer darles una explicación racional, desvalorizándolas, o restándoles importancia. Por ejemplo, el que consigamos el empleo de nuestros sueños, tratando de ver que ha sido por pura casualidad, nos hace desmerecer todo el esfuerzo de nuestros años de formación y búsqueda de empleo anteriores. Ver en las aparentes coincidencias, algo más que suerte, y valorar nuestra contribución y la del Universo de infinitas posibilidades, para que ese hecho haya tenido lugar, es algo que ayuda afrontar mejor las situaciones en las que se generan. Y en el caso de que las coincidencias no sean tan agradables, por ejemplo, que todo apunte hacia la pérdida de un trabajo, podemos plantearnos que esto puede conllevar infinitas posibilidades nuevas y más prometedoras. Esa pérdida de trabajo, puede abrir otras puertas, y que si esa puerta laboral no se hubiese cerrado, posiblemente no habríamos picado otras puertas, ni se nos hubiera presentado una mejora laboral. Todas las situaciones que acaecen, hasta las valoradas como más negativas, tienen un para qué y un por qué. Para que sucedan, se tienen que dar muchos factores, no solo nosotros contribuimos a que ellas sucedan, hay más personas que están implicadas. RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS, PERO QUE NO EXIMEN DE ASUMIR LA PROPIA. 4.-CONCLUSIÓN Y MORALEJA Valorar que los hechos que suceden no son ni buenos ni malos, sino que suceden para que nos responsabilicemos de ellos y actuemos libremente ante los mismos, sin juzgarlos, nos puede ayudar a relajarnos y a no tener que vivir siempre en un estado de tensión y de alerta constante ante lo que está por llegar (temiendo que no sea lo que esperamos y que no se ajuste a nuestras expectativas). Nuestras expectativas en Psicovitalia, no son rígidas y por eso tenemos plena conciencia en que nuestro proyecto que les ofrecemos en esta web, será bien acogido tanto por nuestros clientes, como usuarios de esta página.
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AuthorMónica Martín Escudero Archives
Octubre 2019
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