VIOLENCIA EJERCIDA POR MENORES AGRESIONES DE NIÑOS Y ADOLESCENTES CON PSICÓLOGOS CON AMPLIA EXPERIENCIA EN ARROYO DE LA ENCOMIENDA Y VALLADOLID
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En la sociedad actual asistimos desde hace algunos años a un aumento de la violencia que no es ajena al mundo de la infancia.
El niño, desde la edad preescolar, puede mostrar un comportamiento violento que se manifiesta de diversas formas: crisis de cólera explosiva, agresión física, amenazas o intentos de hacer daño a los demás, empleo de armas, actos crueles hacia los animales, destrucción intencionada de bienes o vandalismo.
Los factores que conducen a la violencia de los niñosMuchos estudios han concluido que la combinación de determinados factores aumenta el riesgo de violencia entre los niños. Según los especialistas, en la mayoría de los casos, se trata de la reacción a una situación difícil que vive el niño. Puede tratarse de problemas en el entorno familiar maltrato, violencia y/o negligencia, así como un divorcio, separación y cualquier otro tipo de ruptura afectiva) o a nivel escolar (fracaso escolar).
Según la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (“Academia Americana de Psiquiatría del Niño y el Adolescente”), las situaciones particularmente estresantes relacionadas con la familia, como la monoparentalidad, la ruptura de un matrimonio, la situación de desempleo de unos de los padres (que provoca un nivel bajo de ingresos familiares), puede crear condiciones que lleven a la violencia entre los niños y los adolescentes.
La violencia es un cúmulo de tensiones, de frustraciones de las que el niño no encuentra entre sus capacidades (patrones de comportamiento social) los medios socialmente adecuados para hacer frente, para reducir la tensión. La crisis le sirve de válvula de seguridad para reducir esta tensión.
Parentalidad «negativa»
Los distintos aspectos de la parentalidad pueden contribuir a un comportamiento violento entre los niños.
En efecto, se trata de carencias educativas por parte de los padres que pueden manifestarse por medio de una supervisión incorrecta (falta de vigilancia y de responsabilidad de los niños), delincuencia cometida por los padres, disciplina muy estricta (laxismo e incoherencia disciplinaria), desacuerdo entre los padres, rechazo del niño y participación limitada y/o falta de interés por las actividades del niño. Los padres que presentan este comportamiento fomentan la agresividad de sus hijos.
Exposición a la violencia
El maltrato representa uno de los factores principales de riesgo de un comportamiento violento de los niños. Por maltrato se entiende, ante todo, la violencia directa, como el castigo corporal, la violencia sexual, la violencia psicológica y la negligencia. Algunos estudios demuestran también que el simple hecho de presenciar la violencia, constituye un maltrato.
De hecho, los niños que son testigos de violencia conyugal/familiar (vista u oída), sufren tanto como aquellos que hayan sido víctimas directas de violencia, dado que la consecuencias que de ella se derivan son las mismas.
La influencia de los medios de comunicación
Según la edad, los niños ven y comprenden la televisión de manera diferente. Esto depende de su capacidad de atención, de su modo de procesar la información recibida, del esfuerzo intelectual que puedan realizar y de su experiencia de la vida.
Numerosas investigaciones, principalmente anglosajonas (Canadá, Estados Unidos) demuestran que existe una correlación entre la violencia en los medios de comunicación (televisión y videojuegos) y el comportamiento agresivo de los niños y adolescentes.
Al parecer, cuanto más tiempo pase el niño delante de la televisión, más violento se vuelve. Un estudio de 2010 dirigido por la Universidad de Columbia y el Hospital Mount Sinai de Nueva York, lo confirma. En efecto, los adolescentes que hayan visto más de una hora de televisión al día podrían ser más susceptibles de cometer actos violentos.
Y un tanto de lo mismo con respecto a los videojuegos, tal y como demuestra otro estudio publicado en 2008 en la revista de la American Academy of Pediatrics (“Academia Americana de Pediatría”). Esta investigación realizada con jóvenes de entre 9 y 18 años originarios de Japón y Estados Unidos, afirma que el aumento de la agresión física de los adolescentes se produjo entre 3 y 6 meses después de haber jugado con juegos violentos.
El alcohol
La OMS considera que el consumo temprano de alcohol, drogas y tabaco es uno de los factores de riesgo de violencia a nivel individual. Hasta hoy ningún estudio mundial ha indicado la relación que existe entre el alcohol y la agresividad en los jóvenes. Sin embargo, según un estudio publicado en el American Journal of Public Health (“Revista Americana de Salud Pública”), está comprobado que el consumo de alcohol está estrechamente relacionado con las agresiones violentas en las comunidades y, sobre todo, en los barrios en los que hay bares. Las estadísticas que se derivan de este estudio son las siguientes :
Violencia en las escuelasLas estadísticas de violencia escolar demuestran que los niños son dos veces más susceptibles de sufrir amenazas o resultar heridos en el colegio con un arma y que son de dos a tres veces más susceptibles de llevar consigo un arma al colegio.
En Estados Unidos, por ejemplo, los crímenes graves con violencia en las escuelas legaron niveles muy altos durante los años 90. En efecto, una serie de tiroteos en unas escuelas costaron la vida a un número importante de adolescentes. Durante el curso escolar 2006-2007, se registraron 27 homicidios y 8 suicidios. Al mismo tiempo, se produjeron 1,7 millones de crímenes no mortales cometidos en los colegios que iban desde la agresión al robo. Estas estadísticas de violencia en las escuelas muestran 46 muertes cada 1.000 estudiantes.
Manifestaciones de la violencia en los niñosDesde hace una quincena de años, se observa una explosión de la violencia entre los niños de menos de 10 años. Aunque afecta a todos los medios, se advierte sobre todo en el medio escolar.
En la lista de comportamientos violentos entre los niños se observan insultos, ataques físicos y delitos, a los que se añaden las novatadas hacia los más débiles, tales como la vejación, las burlas o la violencia física, que se manifiestan de manera mucho más abierta. La falta de civismo, ya sea hacia las personas o hacia los objetos, también se da entre los niños que suelen reunirse en bandas, manifiestamente más numerosas y visibles.
Cómo prevenir la violencia en los niños
El Comité de los Derechos del Niño no se ha pronunciado aún sobre esta cuestión de los “niños violentos”. Sin embrago, a través de las distintas OG (Observación general), especialmente sobre la aplicación de la Convención (Nº 5, 2003), sobre la protección frente al castigo corporal (Nº8, 2006), sobre el derecho del niño a la protección contra todas las formas de violencia (Nº 13, 2011) y sobre el derecho del niño a la salud (OG Nº4, 2003 y Nº 15, 2013), cabe esperar una intervención por parte de los Estados partes.
Algunos programas ya se han aplicado con un éxito moderado. A nivel nacional podríamos mencionar:
A nivel internacional, nos encontramos en primer lugar la Recomendación (2006) 19 del Consejo de Europa sobre Parentalidad positiva en la que se solicita a los Estados que se favorezca esta forma de parentalidad proporcionando los medios necesarios (financieros, sanitarios y educativos).
Debemos citar también a la OMS, cuyas actividades de recopilación de datos, de apoyo a los proyectos nacionales y de elaboración de recomendaciones para los Estados en relación con la violencia entre los jóvenes, permiten captar la atención sobre la importancia y la urgencia de esta problemática.
Ana del Campo Pérez
Psicóloga y Maestra en Audición y lenguaje cuya trayectoria profesional ha estado orientada a la atención de las dificultades de aprendizaje en sentido amplio. Coordinadora de D-letras (psicología y logopedia a domicilio).
En ocasiones los niños pequeños manifiestan conductas como los enfados o pegar, que son señales externas de un problema interno. Estos comportamientos están expresando que tiene malestar a nivel emocional. Puede deberse a algún cambio familiar, reacción ante un estímulo que rechazan o a otro motivo.
Lo que está claro es que el niño está experimentando una serie de emociones que exterioriza a través de la ira.
No obstante, los educadores tenemos que enseñar a nuestros niños a expresar sus emociones negativas de una manera adecuada. Como toda persona, los niños tienen derecho a experimentar emociones negativas y los adultos debemos adoptar una mirada empática y comprensiva hacia estas emociones de nuestros hijos.
Es obvio que las conductas agresivas (pegar, insultar…) o potencialmente peligrosas no pueden permitirse. Para ello necesitamos primero comprenderles y después darles un patrón adecuado de conducta que ayude en cada situación.
De esta manera conseguiremos personas más adaptadas y más inteligentes emocionalmente.
¿Cómo podemos ayudarles?
En la sociedad actual asistimos desde hace algunos años a un aumento de la violencia que no es ajena al mundo de la infancia.
El niño, desde la edad preescolar, puede mostrar un comportamiento violento que se manifiesta de diversas formas: crisis de cólera explosiva, agresión física, amenazas o intentos de hacer daño a los demás, empleo de armas, actos crueles hacia los animales, destrucción intencionada de bienes o vandalismo.
Los factores que conducen a la violencia de los niñosMuchos estudios han concluido que la combinación de determinados factores aumenta el riesgo de violencia entre los niños. Según los especialistas, en la mayoría de los casos, se trata de la reacción a una situación difícil que vive el niño. Puede tratarse de problemas en el entorno familiar maltrato, violencia y/o negligencia, así como un divorcio, separación y cualquier otro tipo de ruptura afectiva) o a nivel escolar (fracaso escolar).
Según la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (“Academia Americana de Psiquiatría del Niño y el Adolescente”), las situaciones particularmente estresantes relacionadas con la familia, como la monoparentalidad, la ruptura de un matrimonio, la situación de desempleo de unos de los padres (que provoca un nivel bajo de ingresos familiares), puede crear condiciones que lleven a la violencia entre los niños y los adolescentes.
La violencia es un cúmulo de tensiones, de frustraciones de las que el niño no encuentra entre sus capacidades (patrones de comportamiento social) los medios socialmente adecuados para hacer frente, para reducir la tensión. La crisis le sirve de válvula de seguridad para reducir esta tensión.
Parentalidad «negativa»
Los distintos aspectos de la parentalidad pueden contribuir a un comportamiento violento entre los niños.
En efecto, se trata de carencias educativas por parte de los padres que pueden manifestarse por medio de una supervisión incorrecta (falta de vigilancia y de responsabilidad de los niños), delincuencia cometida por los padres, disciplina muy estricta (laxismo e incoherencia disciplinaria), desacuerdo entre los padres, rechazo del niño y participación limitada y/o falta de interés por las actividades del niño. Los padres que presentan este comportamiento fomentan la agresividad de sus hijos.
Exposición a la violencia
El maltrato representa uno de los factores principales de riesgo de un comportamiento violento de los niños. Por maltrato se entiende, ante todo, la violencia directa, como el castigo corporal, la violencia sexual, la violencia psicológica y la negligencia. Algunos estudios demuestran también que el simple hecho de presenciar la violencia, constituye un maltrato.
De hecho, los niños que son testigos de violencia conyugal/familiar (vista u oída), sufren tanto como aquellos que hayan sido víctimas directas de violencia, dado que la consecuencias que de ella se derivan son las mismas.
La influencia de los medios de comunicación
Según la edad, los niños ven y comprenden la televisión de manera diferente. Esto depende de su capacidad de atención, de su modo de procesar la información recibida, del esfuerzo intelectual que puedan realizar y de su experiencia de la vida.
Numerosas investigaciones, principalmente anglosajonas (Canadá, Estados Unidos) demuestran que existe una correlación entre la violencia en los medios de comunicación (televisión y videojuegos) y el comportamiento agresivo de los niños y adolescentes.
Al parecer, cuanto más tiempo pase el niño delante de la televisión, más violento se vuelve. Un estudio de 2010 dirigido por la Universidad de Columbia y el Hospital Mount Sinai de Nueva York, lo confirma. En efecto, los adolescentes que hayan visto más de una hora de televisión al día podrían ser más susceptibles de cometer actos violentos.
Y un tanto de lo mismo con respecto a los videojuegos, tal y como demuestra otro estudio publicado en 2008 en la revista de la American Academy of Pediatrics (“Academia Americana de Pediatría”). Esta investigación realizada con jóvenes de entre 9 y 18 años originarios de Japón y Estados Unidos, afirma que el aumento de la agresión física de los adolescentes se produjo entre 3 y 6 meses después de haber jugado con juegos violentos.
El alcohol
La OMS considera que el consumo temprano de alcohol, drogas y tabaco es uno de los factores de riesgo de violencia a nivel individual. Hasta hoy ningún estudio mundial ha indicado la relación que existe entre el alcohol y la agresividad en los jóvenes. Sin embargo, según un estudio publicado en el American Journal of Public Health (“Revista Americana de Salud Pública”), está comprobado que el consumo de alcohol está estrechamente relacionado con las agresiones violentas en las comunidades y, sobre todo, en los barrios en los que hay bares. Las estadísticas que se derivan de este estudio son las siguientes :
- El 28 % de suicidios de niños de entre 9 y 15 años se atribuye al alcohol
- El 40 % de los delincuentes sexuales jóvenes admite estar intoxicados en el momento de la infracción
- Más de 70.000 estudiantes de entre 18 y 24 años han sido víctimas de crímenes sexuales relacionados con el alcohol en 2002
Violencia en las escuelasLas estadísticas de violencia escolar demuestran que los niños son dos veces más susceptibles de sufrir amenazas o resultar heridos en el colegio con un arma y que son de dos a tres veces más susceptibles de llevar consigo un arma al colegio.
En Estados Unidos, por ejemplo, los crímenes graves con violencia en las escuelas legaron niveles muy altos durante los años 90. En efecto, una serie de tiroteos en unas escuelas costaron la vida a un número importante de adolescentes. Durante el curso escolar 2006-2007, se registraron 27 homicidios y 8 suicidios. Al mismo tiempo, se produjeron 1,7 millones de crímenes no mortales cometidos en los colegios que iban desde la agresión al robo. Estas estadísticas de violencia en las escuelas muestran 46 muertes cada 1.000 estudiantes.
Manifestaciones de la violencia en los niñosDesde hace una quincena de años, se observa una explosión de la violencia entre los niños de menos de 10 años. Aunque afecta a todos los medios, se advierte sobre todo en el medio escolar.
En la lista de comportamientos violentos entre los niños se observan insultos, ataques físicos y delitos, a los que se añaden las novatadas hacia los más débiles, tales como la vejación, las burlas o la violencia física, que se manifiestan de manera mucho más abierta. La falta de civismo, ya sea hacia las personas o hacia los objetos, también se da entre los niños que suelen reunirse en bandas, manifiestamente más numerosas y visibles.
Cómo prevenir la violencia en los niños
El Comité de los Derechos del Niño no se ha pronunciado aún sobre esta cuestión de los “niños violentos”. Sin embrago, a través de las distintas OG (Observación general), especialmente sobre la aplicación de la Convención (Nº 5, 2003), sobre la protección frente al castigo corporal (Nº8, 2006), sobre el derecho del niño a la protección contra todas las formas de violencia (Nº 13, 2011) y sobre el derecho del niño a la salud (OG Nº4, 2003 y Nº 15, 2013), cabe esperar una intervención por parte de los Estados partes.
Algunos programas ya se han aplicado con un éxito moderado. A nivel nacional podríamos mencionar:
- Campañas en contra del acoso entre compañeros (principalmente en la escuela)
- Programas de desarrollo social para la gestión de la cólera y la solución de conflictos
- Programas de apoyo a los padres (financieros, educativos, etc.)
- Políticas restrictivas en materia de autorización y compra de armas de fuego, así como de alcohol y otras sustancias adictivas
A nivel internacional, nos encontramos en primer lugar la Recomendación (2006) 19 del Consejo de Europa sobre Parentalidad positiva en la que se solicita a los Estados que se favorezca esta forma de parentalidad proporcionando los medios necesarios (financieros, sanitarios y educativos).
Debemos citar también a la OMS, cuyas actividades de recopilación de datos, de apoyo a los proyectos nacionales y de elaboración de recomendaciones para los Estados en relación con la violencia entre los jóvenes, permiten captar la atención sobre la importancia y la urgencia de esta problemática.
Ana del Campo Pérez
Psicóloga y Maestra en Audición y lenguaje cuya trayectoria profesional ha estado orientada a la atención de las dificultades de aprendizaje en sentido amplio. Coordinadora de D-letras (psicología y logopedia a domicilio).
En ocasiones los niños pequeños manifiestan conductas como los enfados o pegar, que son señales externas de un problema interno. Estos comportamientos están expresando que tiene malestar a nivel emocional. Puede deberse a algún cambio familiar, reacción ante un estímulo que rechazan o a otro motivo.
Lo que está claro es que el niño está experimentando una serie de emociones que exterioriza a través de la ira.
No obstante, los educadores tenemos que enseñar a nuestros niños a expresar sus emociones negativas de una manera adecuada. Como toda persona, los niños tienen derecho a experimentar emociones negativas y los adultos debemos adoptar una mirada empática y comprensiva hacia estas emociones de nuestros hijos.
Es obvio que las conductas agresivas (pegar, insultar…) o potencialmente peligrosas no pueden permitirse. Para ello necesitamos primero comprenderles y después darles un patrón adecuado de conducta que ayude en cada situación.
De esta manera conseguiremos personas más adaptadas y más inteligentes emocionalmente.
¿Cómo podemos ayudarles?
- Verdaderamente, como educadores en general, debemos ofrecer un espacio y permitir la expresión de emociones negativas (tristeza, rabia, celos, frustración…) de los niños. Muchas veces, desvalorizamos las emociones de los niños y tratamos de negar o impedir que tengan emociones negativas.
- De esta manera, cuando comprendemos el malestar emocional de los niños, somos más capaces de acompañarles en su proceso, darles apoyo y contención, permitirles expresarse y canalizar este tipo de emociones.
- Cuando los niños pegan a otras personas o a nosotros, debemos darles una explicación breve y sencilla de que no deben hacer eso. Por ejemplo, decirle: eso no me gusta, me haces daño. Además de esta explicación, es muy importante que le enseñemos una alternativa a este comportamiento. Cuando el niño esté ya más tranquilo, podemos decirle que cuando se enfade te diga: estoy muy enfadado, o estoy triste, por ejemplo. Así le estamos enseñando una alternativa a pegar.
- De esta manera, además, le estaremos enseñando a verbalizar sus emociones, a ponerle palabras a lo que siente. Es importante que creemos espacios de diálogo en el que el niño pueda contar con palabras lo que le sucede. Podemos inventar cuentos en los que el protagonista habla de sus emociones. Esto le ayudará a desarrollar su expresión verbal.
- Por otra parte, es esencial tener en cuenta que los niños aprenden observando e imitando principalmente. Es muy importante que no vea comportamientos agresivos en las personas de su entorno.
- No debemos responder nunca con un cachete, ya que si nosotros pegamos, estaremos legitimando con nuestros actos esta conducta.
- Del mismo modo, debe evitarse la exposición del niño a otro tipo de conductas agresivas, como tonos de voz amenazantes, gritos o insultos, en la medida de lo posible. Por ejemplo, en la televisión es muy común que aparezcan estas actitudes. Sería positivo evitar que el niño viese contenidos televisivos de esta índole.
- Para evitar el comportamiento agresivo de los niños en el momento en el que éste se produce, es eficaz la distracción: tratar de distraer su atención a otro estímulo para que la conducta cese, siempre después de haberle dado la explicación (no me gusta, por ejemplo), como comentábamos anteriormente.
- Los castigos y las reprimendas no tienen mucho sentido para resolver este tipo de conflictos, Es más beneficioso el acompañamiento y la comprensión, junto con la breve explicación y el trabajo de expresión verbal de las emociones.
- Asimismo, es esencial reflexionar sobre qué necesidad emocional no cubierta está provocando el malestar (y su exteriorización a través de la ira y la agresividad) para poder dar respuesta a dicha necesidad una vez que se haya detectado.
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Es frecuente que cuando una persona quiere comenzar a trabajar problemas que le preocupan quiera ir al mejor psicólogo o psicóloga de Valladolid para poder solucionarlo y para ello se realicen búsqueda por internet con el fin de encontrar el mejor psicólogo de Valladolid. En ocasiones, también se piden referencias a amigos y familiares sobre psicólogos y es que cuando de salud se trata, todas las personas queremos acudir al profesional más adecuado y cuando de problemas psicológicos se trata, al mejor equipo de psicólogos o psicólogo de Valladolid.
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Si eres de Valladolid o Arroyo de la Encomienda pero aún no has oido hablar de nuestro centro de psicología, desde Psicovitalia, te invitamos a que nos llames y nos cuentes cuál es tu problema, estaremos encantados de hablar contigo y de informarte de cómo nuestros psicólogos en Valladolid puede ayudarte encontrar tu bienestar y felicidad. ¡No esperes más!
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trato personal y efectividad de los tratamientosUno de los puntos que nos caracteriza es el trato que ofrecemos a nuestros clientes. Sabemos que, cuando acuden a nuestro centro están atravesando momentos delicados y con necesidades emocionales y asistenciales especialmente sensibles. Nuestros psicólogos te proporcionará el apoyo emocional necesario . dedicaciónNuestros clientes agradecen la dedicación de nuestros psicólogos a ayudarles a resolver los problemas que se les presenten, sea adaptándose a cambios de horarios u otras circunstancias imprevistas. Nuestro personal le ayudará con la mejor disposición a resolver todas sus dudas, o situaciones puntuales que surjan a lo largo de la evaluación, tratamiento psicológico y seguimiento. ubicación e instalacionesNuestro Centro de Psicología está en Arroyo de la Encomienda, y también damos servicios a Valladolid. En nuestras instalaciones, nos hemos esmerado en crear un clima agradable, para que te sientas a gusto y cómodo para iniciar el camino a tu recuperación y facilitando la comunicación eficaz. |
Tratamientos personalizadosNuestros psicólogos estudiaran tu caso individualmente para ofrecerte un tratamiento personalizado, combinando las mejores técnicas y estrategias de las más novedosas y eficaces terapias psicológicas, para aprender a gestionar tu vida de una forma más saludable y poder afrontar los cambios elegidos o sucesos que no elegimos de forma productiva para tu vida . amplia experiencia y formación continuadaNos actualizamos siempre con las técnicas de la psicología de vanguardia con una formación continuada. Cuando un tratamiento ha mostrado su evidencia y se incluye en las principales Guías Clínicas, lo ofrecemos a nuestros pacientes. Con más de 20 años de experiencia en la Psicología Clínica nos avalan los resultados. contacta con nosotrosMónica Martín Escudero Psicóloga Sanitaria [email protected] Móvil: 655 07 99 15 Arroyo de la Encomienda C/Clavel 6. C/Isabel de Castilla 17, 4ºC. GARANTÍA DE SATISFACCIÓN |
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