CELOS Y CELOTIPIAS PSICÓLOGOS CON AMPLIA EXPERIENCIA EN LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES VALLADOLID Y ARROYO DE LA ENCOMIENDA
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LOS CELOS INFANTILES.
1.- La conducta de apego
Se entiende por conducta de apego aquella conducta que el niño llega a adquirir durante los primeros meses, un patrón de comportamiento todavía no bien asentado y en el que apenas si intervienen los procesos cognitivos que aun no están desarrollados.
El apego infantil se manifiesta a través del deseo que el niño tiene respecto de la proximidad física de su madre, reclamando su atención visual y auditiva y también sus frecuentes contactos táctiles.. El niño busca a través del apego un soporte o ayuda en los que apoyarse mejor, cuando mas desvalido se siente...Precisamente por eso cuando empieza a andar y explorar su habitación mira hacia sus padres , como buscando a través de este contacto visual, la aprobación de lo que esta realizando, o ser confirmado en la seguridad de lo que esta haciendo no entraña ningún peligro.
El apego tiene mucho que ver con el aprendizaje del comportamiento social, ya que sin él no se da la empatía, ni la amistad, ni ningún tipo de afecto hacia los que le rodean. La persona con la que el niño establece la conducta de apego suele tener una notable influencia en el comportamiento futuro del niño, puesto que por el lazo afectivo que entre ellos se establece acaba por ser la persona mas observada, mas imitada de todas las que están en el entorno del niño.
Se habla en cambio de vinculación afectiva entre el niño y su madre cuando la interacción entre ambos resulta privilegiada; caricias, gestos de aprobación, sonrisas, abrazos... y la conducta de apego deja paso a otro tipo de relación , en el que los procesos mentales (reconocimiento de si mismo, establecimiento de diferencias entre propios y extraños...) y los procesos afectivos (empatia, afectos diferenciados y específicamente asociados a personas y situaciones, etc. ) juegan un importante papel.
Sobre esta vinculación afectiva entre el niño y la madre que acontece en el primer año de vida, se va a vertebrar el proceso de socialización del niño, el proceso mediante el cual el niño adquiere los motivos, valores y normas, de comportamiento que necesita para adaptarse al grupo en el que vive. Simultáneamente a este proceso de socialización, y como formando parte de él, comienza a desarrollarse y madurar los procesos mentales y cognitivos que le permitirán conocerse a si mismo, representarse a los demás, establecer relaciones y vínculos con ellos, interiorizar las normas sociales...
Pro todo ello, se comprueba que la conducta de apego resulta fundamental en el desarrollo del niño. Desde esta perspectiva, de la psicología evolutiva se puede afirmar que los celos infantiles surgen precisamente ante las amenazas, (erróneas o no), que el niño percibe respecto de la vinculación afectiva con su madre.
Si el apego y los vínculos afectivos entre el niño y su madre se rompieran, como consecuencia de la llegada de un hermano, las consecuencias que sufrirá el niño potencialmente celoso seria:
1.- Perdida del apoyo afectivo.(contactos físicos y psíquicos) que hasta entonces tenia.
2.-Desvalimiento ante cualquier amenaza de su salud física o psíquica.
3.- Instalación en una nueva situación caracterizada por la desconfianza, la inseguridad, y el descontento, al no disponer de la constante atención protectora de sus padres.
4.- Renuncia a continuar sus exploraciones descubrimientos de la realidad, al sentirse inseguro ante lo desconocido y no disponer de los gestos de aprobación de sus padres.
5.-Privación del abundante y variado flujo estimular ( contacto visual, emisión de sonidos, y todo lo que constituye la interacción reciproca con sus padres), al filo de lo que se comunica en cada uno de los determinados contextos, que el niño recibe de su familia.
6.- Dificultades en la comunicación y en las estrategias que debe aprender para expresar lo que necesita, para responder a lo que se solicita, etc...
7.- Perdida del modelo que hasta entonces se había identificado,(madre) así como insatisfacción o frustración de cualquier deseo de hacerse semejante a él, lo que constituye una disminución de la conducta de imitación y una grave dificultad para interiorizar las normas y los valores, es decir el desarrollo social.
Las manifestaciones directas o indirectas del comportamiento celoso expresan la existencia de un conflicto que es preciso resolver con urgencia, dado lo mucho que el niño tiene que perder sino se soluciona.
Muchas de las manifestaciones indirectas de la conducta celosa (rabietas, protestas, rechazos de comida, vómitos, lloriqueos, enuresis. etc ) son ellas mismas desajustadas. Pero gracias a esas conductas desajustadas los padres descubren el comportamiento celoso de sus hijos, comportamiento que seria ignorado si no fuera acompañado de alguna de estas manifestaciones.
La manifestación directa e inmediata del comportamiento celoso, se inscribe en el ámbito íntimo de la afectividad del niño, que es mas difícil de identificar, observar y apresar por los adultos.
Desde esta perspectiva los celos se nos manifiestan como un comportamiento afectivo, defectuoso, como una vinculación ansiosa a través de la cual el niño expresa su temor a ser abandonado o a perder para siempre las figuras de apego que justo hasta este momento le habían servido para su desarrollo personal y que todavía le resultan imprescindibles.
La amenaza que el niño percibe respecto de la vinculación afectiva con su madre es tanto mas seria cuando al niño se le exigen muchos cambios, o acaso demasiados para él.
Así la interacción con la madre (después del nacimiento del hermano) cambia de ser una relación absorbente y exclusiva, se transforma en una relación impermeable y participativa, la madre le da algo y parcialmente. Si al niño se le había tratado hasta ahora de forma permisiva, a partir de ahora se le trata con cierta autoridad, debe controlar sus esfínteres, debe comer y dormir a sus horas. Si antes se le protegía de continuo, acogiéndolo en brazos, balbuceando igual que él, imitando sus sonidos... ahora se le reta a nuevos aprendizajes y obligaciones, aprender a andar, a vestirse, adquisición de conceptos, desplazarse por si mismo, desarrollo de nuevos hábitos de independencia y autonomía... todo lo cual puede comportar en ciertos niños la aparición de ansiedad.
De esta forma el egocentrismo infantil que vive el niño de esta edad da paso a una realidad cada vez mas exigente y también menos placentera, que el niño debe interiorizar para llegar a encarnar en su conducta las normas y valores por las que sus padres se rigen.
El inicio del aprendizaje formal, la iniciación en la educación infantil es otra importante exigencia sobreañadida sobre el niño.
Debe de matizarse que en la mayoría de los niños los celos tienen su iniciación a partir de las vicisitudes sufridas por su conducta de apego , éstas deben de entenderse como una conducta normal aunque también normalmente debe de ser superada.
2.-Los celos: vistos desde diferentes enfoques y autores.
Según Thom se destacan: como causa de conflictos imprecisos que se manifiestan en la primera infancia y tienen su importancia desde el punto de vista social.
Según Kanner en su libro de psiquiatría infantil , estimulan en el niño el enojo, el odio, los sentimientos de inferioridad e influyen en la conducta de los adultos hasta el punto de mantenerlos en antagonismo con el ambiente.
Los celos son esa desagradable sensación producida por lo que estorba, es un obstáculo en los esfuerzos que realizamos para lograr un objeto querido. Dada su característica , esta emoción trae consigo:
a) Descenso de la propia estimación.
b) Humillación y vergüenza.
c) Serias dificultades para la adaptación social.
Los celos pueden entenderse como la respuesta normal a una a una sospechada y actual amenaza o una actual perdida de afectos que es dolorosa para el niño y que suele ser el fundamento de una experiencia desajustada. La experiencia del niño se basa en la perdida del amor materno que, por la falta de sentido de la realidad que el niño tiene a esa edad que se ha constituido previamente como un amor posesivo.
Otra característica de los celos, es que los niños suponen que ese afecto es y debe ser exclusivo, así como ilimitada la posesión del amor de la persona, respecto de la cual se teme esa perdida.
Los celos constituyen una experiencia frecuente y casi universal, si la entendemos como una manera de reaccionar frente a una determinada situación, pudiendo afectar a la mayoría de los niños. Por contra si se entiende como un comportamiento estable y consistente, hay que afirmar que tal acontecimiento es mucho menos frecuente y de consecuencias negativas en la vida del niño.
De otra parte las manifestaciones de un comportamiento celoso varían mucho de unos niños a otros, en función de cual sea su modo de ser, de la edad, el contexto, y las situaciones en las que se dan los celos, el tipo de relaciones que el niño tenga con su madre, etc.
Otra de las característica de los celos, es la suposición, de que el afecto materno es y debe ser exclusivo, así como ilimitada la posesión de amor de la persona, respecto de la cual se teme esa perdida.
A través de ese modo de comportarse, el niño celoso, pone en peligro aquellas relaciones emocionales, que precisamente mas quisiera proteger o salvaguardar mejor.
Al estudiar el comportamiento celoso desde la perspectiva de la psicología cognitivista, parece que para que surjan los celos es necesario previamente que se perciba como amenazada una relación afectiva. La presencia de este ingrediente permite vislumbrar la importancia que puede tener el compromiso de la dimensión cognitiva en la génesis, naturaleza y evolución de los celos.
Si atendemos a la evolución de los celos, observamos que en ellos no suele faltar la afectividad, entendida como apego en los niños, además de la hostilidad y agresividad, a la que en los adultos se añade la sexualidad. Esto nos hace suponer como participa el sistema nervioso en los celos, el sistema límbico y los lóbulos frontales están fuertemente comprometidos a juzgar por los ingredientes que componen tal patrón de conducta.
La psicología cognitiva ha sido útil para no reducir la conducta celosa a un mero resto atávico, heredado e instintivo (determinismo biológico) ni tampoco a una mera consecuencia del aprendizaje social (ambientalismo) que sin duda reduciría el comportamiento celoso a un mero producto cultural.
Algunos autores vienen sosteniendo que determinados rasgos de la personalidad son mas favorables a la aparición de los celos. De todos ellos, la inseguridad constituye uno de los mas constantes. Una persona insegura de sí misma, duda de su propio valer y en sus relaciones con los demás sólo vera potenciales competidores de sus afectos, por tener mayores cualidades que él, o porque él se los atribuya.
Los celos constituyen un afecto trastornado, es en este caso cuando podemos hablar de los celos patológicos, que necesitan un tratamiento.
Los celos no llegan nunca a constituirse como un rasgo de personalidad, ni como una reacción consistente y estable, que se manifieste por un patrón fijo de comportamiento, cualquiera que sea el niño que los sufre o el contexto donde aparece.
Los celos se expresan siempre de una forma muy versátil, en función de ciertas variables relativas a la personalidad, el contexto social, la historia biográfica del niño, además de otras fuentes de variabilidad de tipo familiar y ambiental.
El sentimiento celoso es un afecto que se alimenta a si mismo: cuanto mas atención se le preste más vigoroso se vuelve en su crecimiento y, en consecuencia mas aumenta la necesidad de satisfacerlo.
Los celos constituyen el sentimiento más privativo y con una resuelta vocación a ser custodiados en la intimidad del niño. Esto significa que cuando se sospecha de un comportamiento celoso en un niño, hemos de sospechar que un poderoso conflicto se esta fraguando en su intimidad.
El niño celoso silencia su dificultad que no comparte con nadie, y se aísla sin que con ello encuentre una solución para su problema.
Los celos infantiles también podríamos definirlos como: aquel estado afectivo transitorio o perdurable, que se siente de un hermano o de un compañero de parecidas características de edad, y que es consecuencia de un defecto de un modo de querer a los demás, como algo, y no como alguien, y de forma exclusiva.
3.- La edad de comienzo de los celos.
Desde el punto de vista de la psicología del desarrollo, la mayoría de los investigadores afirman que los celos infantiles no aparecen antes del primer año y medio de la vida,(18 meses) prolongándose durante toda la primera infancia hasta alrededor de los siete años.
La mayor frecuencia de la incidencia suele acontecer a los 18 meses de edad. Esta etapa evolutiva es especialmente importante por cuanto en ella acontece el desarrollo de ciertas habilidades que incrementan la autonomía comportamental y personal del niño.
A los 18 meses el desarrollo cognitivo es mas que suficiente para hacerse cargo de su posición afectiva en el ámbito de la propia familia. El egocentrismo propio del periodo sensomotor ha sido superado por el egocentrismo cognitivo, capaz ya de asumir las primeras diferenciaciones del propio yo. A los 18 meses ya ha aparecido la marcha y el control de esfínteres, se dispone de un mínimo de lenguaje socializado y las estructuras cognitivas permiten la interacción con otros sujetos de la misma y distinta edad.
La estructura del yo infantil en esta etapa es todavía demasiado débil, como para que su autoevaluación sea suficiente. Esto quiere decir que la autoestima y el desarrollo voico infantil dependerán en esta etapa de los afectos, alabanzas y manifestaciones de aprobación que el niño recibe, tanto de sus padres como de quienes significan una imagen vicaria de aquellos, familiares profesores y amigos.
Lo mas frecuente es que el nacimiento de un nuevo hermano sea el factor desencadenante del comportamiento celoso, aunque en ocasiones los celos pueden aparecer sin estar vinculados a este factor.
Hay casos, menos frecuentes, que la conducta celosa puede aparecer en el hermano menor de edad. En esta caso los celos surgen porque entre ambos hermanos surgen una relación de rivalidad; estudiemos algunos casos:
a) El hecho de que se suela delegar en el hermano mayor la autoridad de los padres, para que la ejerza sobre el hijo más pequeño. Lo que hace disparar en el hermano pequeño sentimientos de rebeldía.
b) Esta delegación de autoridad de los padres en el hermano mayor, es vivida por el hermano pequeño como una demostración de que éstos le tienen a aquél un afecto mayor, por lo que surge la envidia en el hermano pequeño.
c) Los celos del hermano pequeño surgen por una admiración de las habilidades y capacidades del hermano mayor, así como los supuestos privilegios con los que los padres parecen tratarle.
Los celos aparecen en el hijo mayor respecto del mas pequeño porque el hijo mayor tiene mucho mas que perder que el hijo pequeño ( lo que significaría sentirse destronado por un intruso)
Por otra parte para poder establecer esa rivalidad competitiva entre hermanos por el afecto de los padres, es necesario que el niño tenga un desarrollo cognitivo, suficientemente capaz para darse cuenta de cual es su posición en el marco de referencias afectivas de la familia, y hasta que punto ha podido ser desalojada de ellas por la llegada del hermano.
4.- Rivalidad, envidia y celos.
La rivalidad entre hermanos no debe confundirse con los celos, la rivalidad es uno de los modos mas frecuentes de comportamiento entre hermanos, no es un comportamiento constante, sino variable, hay etapas en que los hermanos discuten mas y pelean, otras apenas intercambian peleas o conflictos.
Para que se den los celos es preciso que antes el niño haya experimentado el cariño de otra persona, pues lo que realmente teme es la perdida de ese afecto, en cambio en la envidia lo que experimenta el niño es el deseo de llegar a tener lo que precisamente tienen otros y a él le falta.
El termino envidia viene dela palabra latina invidia, que significa mirar con malos ojos, desde la perspectiva psicológica podemos distinguir en la envidia los siguientes procesos:
a) Un proceso perceptivo, consistente en observar y atender a ciertos componentes de los demás.
b) Un proceso emocional, caracterizado por el resurgir de un sentimiento de tristeza ante las valoraciones positivas que del otro ha hecho.
c) Un proceso cognitivo, donde se atribuyen intencionalidades erróneas al envidiado, se distorsiona toda la información sensoperceptiva que se ha obtenido tergiversándola al interpretar desde el propio egocentrismo cognitivo, y se acaba por concluir un error, que el bien observado en el envidiado disminuye el propio valor.
El modo de proceder del envidioso comporta numerosos cambios psicofisiológicos, algunos de los cuales son capaces de generar trastornos psicosomáticos. La reacción del envidioso estimula las glándulas suprarrenales que vierten a la sangre hormonas como la adrenalina o noradrenalina, que están implicadas en la conducta inmediata anterior a la acción de repeler el ataque. Por eso la envidia va acompañada de otros sentimientos como la indignación, la hostilidad, la agresividad, el resentimiento y la cólera.
Es lógico intuir las malas repercusiones de este comportamiento en el envidioso: Algunas de las cuales pueden repercutir hacia la génesis de otros trastornos psicopatológicos como la depresión, el aislamiento social, los celos, los complejos de inferioridad y el paranoidismo.
Desde la edad Media se viene definiendo la envidia como un pecado capital consistente en la tristeza ante el bien del prójimo. Desde la perspectiva moral se han considerado como efectos perniciosos derivados de ella la difamación, la calumnia, la alegría ante los males que pueda sufrir el envidiado, el odio...
En la envidia, la amenaza contra la autoestima nace de la percepción – muchas veces falsa- de que otras personas son superiores al envidioso en lo que se refiere a posesiones, éxito social y realización personal.
5.- Comportamiento celoso, posesión afectiva y autocontrol.
El autocontrol por parte del niño celoso es difícil de lograr, En cierto modo porque el niño celoso es inseguro, su autoestima suele ser baja y su autoconcepto es bastantes ocasiones negativo ya que continuamente se esta infravalorando a si mismo.
El niño celoso imagina que el afecto que su madre le tiene es algo valioso, puesto que proviene de la persona que para el mas vale (su madre) Por consiguiente el afecto que recibe de su madre se transforma en un valor que le transforma y hace de él una persona valiosa.
Al recibir el cariño, valor de su madre, le transforma en alguien valioso.
Como esta autovaloración personal esta sostenida (externamente) por el comportamiento afectuoso de la madre es lógico que el niño celoso razone del modo erróneo siguiente: “si no recibo cariño, (valor), de mi madre, dejaré de ser valioso. Esto es lo que le hace vulnerable e inseguro de si mismo. Esta inseguridad ya preexistía inicialmente probablemente antes de que se manifestara la conducta celosa.
La falta de control sobre los sentimientos celosos, incrementa la inseguridad del niño, y esta falta de autocontrol puede acabar en un comportamiento agresivo , incluso para la madre.
El modo con que mas frecuentemente el niño celoso transfigura y encubre su comportamiento, consiste en hacer manifestaciones de exagerado cariño, afecto, juegos, caricias... a sus rivales,(hermano) a aquellos competidores potenciales de los que recela, puesto que pueden disminuir el afecto que recibe de su madre.
En este sentido, los celos se nos revelan como una especie de afectos posesivos, en los que se ha radicalizado el concepto de exclusividad, de posesión exclusiva, mientras se han olvidado otro tipo de afectos, que son mas propios entre hermanos y respecto de la familia los cuales se denominan posesión inclusiva.
Si los celos hacen sufrir tanto al pequeño, es porque éste ha percibido y vivido el apego materno no como un afecto prioritario, compartido con sus hermanos, sino como un afecto radicalmente exclusivo, como una pertenencia que jamás debería abrirse a un tercero.
6.- Los celos infantiles mas frecuentes.
a) Las atenciones que la madre prodiga al recién nacido, lavarlo alimentarlo....es un tiempo que la madre dedica a su hermano a costa de arrebatárselo a él, según percibe el niño celoso, todo esto hace que el niño celoso vea a su hermano como un intruso, que le ha usurpado el cariño de su madre, y con él los privilegios que tenia, en una palabra que lo hacían ser valioso.
b) Sentimiento de humillación pública y frustración por que ha dejado de ser el centro de la casa, respecto por ejemplo a amigas y amigos de los padres. Es esta dimensión publica del apego afectivo la que puede suscitar esos comportamientos de irascibilidad y agresividad respecto a su hermano.
7.- Interacción madre-hijo y comportamiento celoso.
Entre la madre y el hijo se da desde los primeros días de vida del niño una mutua interdependencia que es lo que conocemos como interacción madre-hijo. Se sospecha que determinados tipos de interacción madre-hijo pueden constituir un importante factor causal de los celos infantiles.
La ruptura del vinculo afectivo madre-hijo y por consiguiente de la interacción que hay entre ellos puede ser un factor desencadenante de los celos infantiles.
En la aparición de los celos infantiles esta implicada de una u otra forma el tipo de interacción a que el niño haya estado expuesto en las relaciones con su madre y sus hermanos.
Las primeras relaciones que se establecen entre madre-hijo son necesariamente de mutua y reciproca interdependencia. La madre satisface a través de esta relación muchos de sus sentimientos femeninos y tal vez el deseo tan alimentado de ser madre.
l niño satisface la mayoría de sus necesidades físicas y casi todas las necesidades psicológicas que en este momento evolutivo.
El lógico que en esta interacción el niño sea mas dependiente que la madre, de aquí resulta que esta interdependencia ni sea equilibrada ni simétrica, condiciones que siendo naturales deberían ser tenidas en cuenta por la madre, para tratar de compensarlas y adaptarse a ellas a medida que el niño crece. Con el crecimiento del niño estas interacciones cambian, pudiendo llegar a distorsionarse con la llegada de un nuevo hermano o con cualquier otro hecho ( comenzar a trabajar) por el que la madre tenga que dedicar una mayor atención a cualquier otro acontecimiento.
Para el niño, su madre esta adornada durante estas primeras etapas con las características de lo insustituible, de la unicidad, y de la irrepetibilidad. Estas características con las que ahora el niño percibe a su madre desaparecerán con el tiempo, bien porque el niño madura y deja de percibir esos rasgos en su madre y también por abrirse a otras relaciones afectivas con sus compañeros y hermanos.
Aunque en muchas ocasiones los celos infantiles surgen independientemente de cual sea el comportamiento de la madre, hay ciertos errores en los estilos de comportamiento de la madre que pueden facilitar la aparición y desarrollo de los celos infantiles:
a) La madre puede cooperar erróneamente a la aparición de los celos en su hijo, cuando fingida o realmente, consciente o inconscientemente establece o ayuda al establecimiento de una cierta inseguridad emocional en su propio hijo a través de su propio comportamiento, Amenazas un tanto vagas con no quererlo, compararlo con sus hermanos o facilita la aparición de cierto agravio comparativo de tipo afectivo entre ellos. “ Si no comes no te quiero” A Ana la quiero mas que a ti porque es buena”...
b) A través de la conducta de la madre puede contribuir a la aparición de rivalidades entre hermanos, parientes o amigos de sus hijos. Basta para ello con que compare a su hijo con alguno de sus hermanos, primos, amigos, magnificando algún aspecto, rasgo o habilidad de éstos y infravalorando o devaluando algunas de las características de su hijo.
c) Las madres pueden llegar a descalificar socialmente a sus propios hijos, disminuyendo todavía mas sus habilidades sociales y el autoconcepto y autoestima que tenían. En estos casos la conducta de la madre es indirectamente la promotora del comportamiento celoso del hijo. Estos comentarios imprudentes, ausentes de malicia y motivados como una broma tienen repercusiones que reobran la configuración de la personalidad del niño, a la que de una u otra forma suelen modificar.
d) Cambios de la madre en su comportamiento después del nacimiento del segundo hijo, menor tiempo de confrontación con el hijo, mayor disminución de aquellas conductas positivas de aquellos estimulos y refuerzos positivos que incrementaban la seguridad del niño y potenciaban su auto estima.
e) Aumento de la interacción verbal con el hijo de tipo prohibitivo.
f) Disminución de la atención hacia el hijo, de la dedicación del tiempo y afecto.
8.-DIAGNÓSTICO
Con el fin de ayudar en la detección de las conductas celosas, se ha elaborado un cuestionario dirigido a las familias. Este cuestionario tiene por objeto ayudarlas en la observación y reflexión de comportamientos que pueden considerarse como manifestaciones de celos.
A modo de sugerencia, aconsejamos su cumplimentación de la siguiente manera:
a) Lectura del cuestionario.
b) Responder SI o NO conjuntamente madre y padre tras una breve reflexión de cada punto.
c) Tras su rellenado puedes consultar con una persona especializada. (orientadores, psicólogo, profesores, etc. ) que le aportaran las pautas pertinentes según las manifestaciones que el hijo muestre.
REGISTRO DE CONDUCTAS
1. Conductas que manifiesta el niño o la niña en la relación con sus padres.
Muestra agresividad hacia su madre.
Se muestra agresivo con su padre.
Cuando se le abraza o se le manifiesta cariño, suele responder con rechazo.
Busca el afecto de modo exagerado.
2. Conductas que manifiesta el niño o la niña en la relación con los hermanos:
Se manifiesta de forma más agresiva de lo normal.
Expresa frases que indican rechazo o rivalidad hacia el hermano o hermana: "No quiero que venga conmigo", " que se quite ese de ahí",...
Se ha vuelto más burlón con sus hermanos
A menudo "delata". Se ha vuelto un "acusica".
Habitualmente se compara con ellos y se siente peor tratado.
A la hora de jugar, se niega sistemáticamente a compartir sus cosas.
Rompe y descuida el material (juguetes, juegos, material escolar,...) de los hermanos.
En ocasiones busca su compañía pero para molestarles y fastidiarles.
Tiende a aislarse.
De un tiempo a esta parte, no le gusta hablar de sus hermanos; parece que rechaza los comentarios referidos a ellos.
3. Conductas que manifiesta el niño o la niña con sus amigos y amigas:
Se muestra más agresivo de lo habitual con amigos y/o compañeros.
Les suele hacer burla, se mofa, realiza comentarios despectivos.
Les acusa ante otras personas.
Hace un tiempo que se compara con ellos y se siente peor tratado.
Últimamente se niega a compartir sus cosas.
Rompe o descuida las cosas de los demás (antes no lo hacía).
En ocasiones busca su compañía pero para molestarles e importunarles.
De un tiempo a esta parte tiende a aislarse y a no compartir los momentos de juego.
Parece que está en su mundo, ausente.
Se muestra más sensible, susceptible e irascible.
4. Conductas relacionadas con el entorno escolar:
El profesorado comenta que el hijo o la hija se muestra más airado con ellos, contesta de forma brusca y se manifiesta de forma rebelde y desafiante...
Últimamente deja de hacer sus tareas escolares.
En el colegio nos dicen que llama la atención en clase.
Sus calificaciones académicas han sufrido un bajón sin causa aparente.
Parece que ha perdido interés por el estudio; evade los comentarios acerca del colegio,
5. Conductas referidas a los hábitos alimentarios del niño o de la niña.
Pide que le den de comer a la boca cuando ya comía solo.
Quiere comer lo mismo que su hermano (bebé).
Rechaza alimentos que ya ingería o aceptaba.
En ocasiones amenaza con vomitar.
En situaciones concretas llega a vomitar.
6. Conductas relacionadas con el control de esfínteres del niño o de la niña:
Ha vuelto a mojar la cama por las noches.
En alguna ocasión se ha hecho pis durante el día.
En alguna ocasión se ha hecho cacas durante el día.
7. Conductas referidas a su estado emocional:
Últimamente llora por cualquier cosa.
Se enfada con facilidad.
Se le ve más nervioso que antes.
En ocasiones se le ve triste, con apatía, sin ilusión.
Se muestra muy sensible y susceptible (da mucha importancia a cosas insignificantes)
Manifiesta que no desea crecer.
Tiene mucho miedo por la noche (habla de fantasmas, monstruos, personajes fantásticos)
Tiene miedo a los lugares oscuros de casa, del colegio, de la calle.
Se niega a estar solo durante el día.
Muestra temor a algunos animales(aunque sean conocidos e inofensivos).
Teme a lo desconocido, bien sea personas, cosas o
situaciones.
Desea dormir con sus padres aduciendo miedos(ya dormía solo).
Otros miedos. Descríbelos a continuación:
8. Conductas referidas a la responsabilidad.
Se niega a colaborar en las tareas de casa.
No se niega, pero no asume las responsabilidades que le asignan.
Busca privilegios, pero rehuye sus obligaciones.
No acepta ni cumple las normas establecidas en casa.
9. Conductas relacionadas con el sueño.
Se despierta por la noche con cualquier pretexto(pide agua, ir al baño)
No se le hace hora de ir a dormir(antes iba a su hora).
Pide ir a la cama de sus padres porque dice que duerme mejor.
Pide que duerman(el padre o la madre) en su cama.
9.-PAUTAS DE INTERVENCIÓN.
A continuación se presentan una serie de consejos que eviten la aparición y/o mantenimiento de conductas celosas dentro de la familia.
9.1-Evitar: (en la medida de lo posible)
· Los gritos y las descalificaciones.
· Las atenciones y dedicación excesivas.
· Privilegios a unos hijos frente a otros.
· Comparaciones entre los diferentes hijos.
· Intromisiones en los conflictos de los hijos y tomar partido en ellos (siempre que no haya agresión).
· Atenciones y recompensas al "chivato".
· Comentarios de vecinos, amigos y familiares haciendo comparaciones de vuestros hijos.
· Un trato irónico, o risa y burla ante conductas inadecuadas.
· Que el hijo mayor deba asumir en todo momento la responsabilidad del cuidado del hermano menor.
· La competitividad entre hermanos.
· Tomar en cuenta las conductas propias del niño (impropias de la edad).
9.2.¿Qué debemos hacer?.
10.-. Consejos y orientaciones para las familias ante la llegada de un nuevo hermano u hermana:
11.-Tras el nacimiento de un nuevo hermano:
12.-. CONCLUSIONES.
En la mayoría de las situaciones en las que se detectan conductas celosas, éstas pueden considerarse como manifestaciones naturales, respuestas propias de la edad y debemos entender la aparición de estos "miedos" como un proceso de adaptación y maduración en la evolución normal de los niños y niñas.
Una vez identificadas en el hogar conductas celosas entre los hijos, y si al transcurrir un tiempo razonable no se constata una evolución satisfactoria, sería conveniente recurrir a la ayuda de un profesional.
Si los padres transmiten seguridad y afecto, los celos irán dando paso a una relación amistosa entre hermanos. La cooperación de todos y un clima familiar donde se dan oportunidades para participar, contribuirá a que la rivalidad entre hermanos vaya disminuyendo progresivamente.
LOS CELOS INFANTILES.
1.- La conducta de apego
Se entiende por conducta de apego aquella conducta que el niño llega a adquirir durante los primeros meses, un patrón de comportamiento todavía no bien asentado y en el que apenas si intervienen los procesos cognitivos que aun no están desarrollados.
El apego infantil se manifiesta a través del deseo que el niño tiene respecto de la proximidad física de su madre, reclamando su atención visual y auditiva y también sus frecuentes contactos táctiles.. El niño busca a través del apego un soporte o ayuda en los que apoyarse mejor, cuando mas desvalido se siente...Precisamente por eso cuando empieza a andar y explorar su habitación mira hacia sus padres , como buscando a través de este contacto visual, la aprobación de lo que esta realizando, o ser confirmado en la seguridad de lo que esta haciendo no entraña ningún peligro.
El apego tiene mucho que ver con el aprendizaje del comportamiento social, ya que sin él no se da la empatía, ni la amistad, ni ningún tipo de afecto hacia los que le rodean. La persona con la que el niño establece la conducta de apego suele tener una notable influencia en el comportamiento futuro del niño, puesto que por el lazo afectivo que entre ellos se establece acaba por ser la persona mas observada, mas imitada de todas las que están en el entorno del niño.
Se habla en cambio de vinculación afectiva entre el niño y su madre cuando la interacción entre ambos resulta privilegiada; caricias, gestos de aprobación, sonrisas, abrazos... y la conducta de apego deja paso a otro tipo de relación , en el que los procesos mentales (reconocimiento de si mismo, establecimiento de diferencias entre propios y extraños...) y los procesos afectivos (empatia, afectos diferenciados y específicamente asociados a personas y situaciones, etc. ) juegan un importante papel.
Sobre esta vinculación afectiva entre el niño y la madre que acontece en el primer año de vida, se va a vertebrar el proceso de socialización del niño, el proceso mediante el cual el niño adquiere los motivos, valores y normas, de comportamiento que necesita para adaptarse al grupo en el que vive. Simultáneamente a este proceso de socialización, y como formando parte de él, comienza a desarrollarse y madurar los procesos mentales y cognitivos que le permitirán conocerse a si mismo, representarse a los demás, establecer relaciones y vínculos con ellos, interiorizar las normas sociales...
Pro todo ello, se comprueba que la conducta de apego resulta fundamental en el desarrollo del niño. Desde esta perspectiva, de la psicología evolutiva se puede afirmar que los celos infantiles surgen precisamente ante las amenazas, (erróneas o no), que el niño percibe respecto de la vinculación afectiva con su madre.
Si el apego y los vínculos afectivos entre el niño y su madre se rompieran, como consecuencia de la llegada de un hermano, las consecuencias que sufrirá el niño potencialmente celoso seria:
1.- Perdida del apoyo afectivo.(contactos físicos y psíquicos) que hasta entonces tenia.
2.-Desvalimiento ante cualquier amenaza de su salud física o psíquica.
3.- Instalación en una nueva situación caracterizada por la desconfianza, la inseguridad, y el descontento, al no disponer de la constante atención protectora de sus padres.
4.- Renuncia a continuar sus exploraciones descubrimientos de la realidad, al sentirse inseguro ante lo desconocido y no disponer de los gestos de aprobación de sus padres.
5.-Privación del abundante y variado flujo estimular ( contacto visual, emisión de sonidos, y todo lo que constituye la interacción reciproca con sus padres), al filo de lo que se comunica en cada uno de los determinados contextos, que el niño recibe de su familia.
6.- Dificultades en la comunicación y en las estrategias que debe aprender para expresar lo que necesita, para responder a lo que se solicita, etc...
7.- Perdida del modelo que hasta entonces se había identificado,(madre) así como insatisfacción o frustración de cualquier deseo de hacerse semejante a él, lo que constituye una disminución de la conducta de imitación y una grave dificultad para interiorizar las normas y los valores, es decir el desarrollo social.
Las manifestaciones directas o indirectas del comportamiento celoso expresan la existencia de un conflicto que es preciso resolver con urgencia, dado lo mucho que el niño tiene que perder sino se soluciona.
Muchas de las manifestaciones indirectas de la conducta celosa (rabietas, protestas, rechazos de comida, vómitos, lloriqueos, enuresis. etc ) son ellas mismas desajustadas. Pero gracias a esas conductas desajustadas los padres descubren el comportamiento celoso de sus hijos, comportamiento que seria ignorado si no fuera acompañado de alguna de estas manifestaciones.
La manifestación directa e inmediata del comportamiento celoso, se inscribe en el ámbito íntimo de la afectividad del niño, que es mas difícil de identificar, observar y apresar por los adultos.
Desde esta perspectiva los celos se nos manifiestan como un comportamiento afectivo, defectuoso, como una vinculación ansiosa a través de la cual el niño expresa su temor a ser abandonado o a perder para siempre las figuras de apego que justo hasta este momento le habían servido para su desarrollo personal y que todavía le resultan imprescindibles.
La amenaza que el niño percibe respecto de la vinculación afectiva con su madre es tanto mas seria cuando al niño se le exigen muchos cambios, o acaso demasiados para él.
Así la interacción con la madre (después del nacimiento del hermano) cambia de ser una relación absorbente y exclusiva, se transforma en una relación impermeable y participativa, la madre le da algo y parcialmente. Si al niño se le había tratado hasta ahora de forma permisiva, a partir de ahora se le trata con cierta autoridad, debe controlar sus esfínteres, debe comer y dormir a sus horas. Si antes se le protegía de continuo, acogiéndolo en brazos, balbuceando igual que él, imitando sus sonidos... ahora se le reta a nuevos aprendizajes y obligaciones, aprender a andar, a vestirse, adquisición de conceptos, desplazarse por si mismo, desarrollo de nuevos hábitos de independencia y autonomía... todo lo cual puede comportar en ciertos niños la aparición de ansiedad.
De esta forma el egocentrismo infantil que vive el niño de esta edad da paso a una realidad cada vez mas exigente y también menos placentera, que el niño debe interiorizar para llegar a encarnar en su conducta las normas y valores por las que sus padres se rigen.
El inicio del aprendizaje formal, la iniciación en la educación infantil es otra importante exigencia sobreañadida sobre el niño.
Debe de matizarse que en la mayoría de los niños los celos tienen su iniciación a partir de las vicisitudes sufridas por su conducta de apego , éstas deben de entenderse como una conducta normal aunque también normalmente debe de ser superada.
2.-Los celos: vistos desde diferentes enfoques y autores.
Según Thom se destacan: como causa de conflictos imprecisos que se manifiestan en la primera infancia y tienen su importancia desde el punto de vista social.
Según Kanner en su libro de psiquiatría infantil , estimulan en el niño el enojo, el odio, los sentimientos de inferioridad e influyen en la conducta de los adultos hasta el punto de mantenerlos en antagonismo con el ambiente.
Los celos son esa desagradable sensación producida por lo que estorba, es un obstáculo en los esfuerzos que realizamos para lograr un objeto querido. Dada su característica , esta emoción trae consigo:
a) Descenso de la propia estimación.
b) Humillación y vergüenza.
c) Serias dificultades para la adaptación social.
Los celos pueden entenderse como la respuesta normal a una a una sospechada y actual amenaza o una actual perdida de afectos que es dolorosa para el niño y que suele ser el fundamento de una experiencia desajustada. La experiencia del niño se basa en la perdida del amor materno que, por la falta de sentido de la realidad que el niño tiene a esa edad que se ha constituido previamente como un amor posesivo.
Otra característica de los celos, es que los niños suponen que ese afecto es y debe ser exclusivo, así como ilimitada la posesión del amor de la persona, respecto de la cual se teme esa perdida.
Los celos constituyen una experiencia frecuente y casi universal, si la entendemos como una manera de reaccionar frente a una determinada situación, pudiendo afectar a la mayoría de los niños. Por contra si se entiende como un comportamiento estable y consistente, hay que afirmar que tal acontecimiento es mucho menos frecuente y de consecuencias negativas en la vida del niño.
De otra parte las manifestaciones de un comportamiento celoso varían mucho de unos niños a otros, en función de cual sea su modo de ser, de la edad, el contexto, y las situaciones en las que se dan los celos, el tipo de relaciones que el niño tenga con su madre, etc.
Otra de las característica de los celos, es la suposición, de que el afecto materno es y debe ser exclusivo, así como ilimitada la posesión de amor de la persona, respecto de la cual se teme esa perdida.
A través de ese modo de comportarse, el niño celoso, pone en peligro aquellas relaciones emocionales, que precisamente mas quisiera proteger o salvaguardar mejor.
Al estudiar el comportamiento celoso desde la perspectiva de la psicología cognitivista, parece que para que surjan los celos es necesario previamente que se perciba como amenazada una relación afectiva. La presencia de este ingrediente permite vislumbrar la importancia que puede tener el compromiso de la dimensión cognitiva en la génesis, naturaleza y evolución de los celos.
Si atendemos a la evolución de los celos, observamos que en ellos no suele faltar la afectividad, entendida como apego en los niños, además de la hostilidad y agresividad, a la que en los adultos se añade la sexualidad. Esto nos hace suponer como participa el sistema nervioso en los celos, el sistema límbico y los lóbulos frontales están fuertemente comprometidos a juzgar por los ingredientes que componen tal patrón de conducta.
La psicología cognitiva ha sido útil para no reducir la conducta celosa a un mero resto atávico, heredado e instintivo (determinismo biológico) ni tampoco a una mera consecuencia del aprendizaje social (ambientalismo) que sin duda reduciría el comportamiento celoso a un mero producto cultural.
Algunos autores vienen sosteniendo que determinados rasgos de la personalidad son mas favorables a la aparición de los celos. De todos ellos, la inseguridad constituye uno de los mas constantes. Una persona insegura de sí misma, duda de su propio valer y en sus relaciones con los demás sólo vera potenciales competidores de sus afectos, por tener mayores cualidades que él, o porque él se los atribuya.
Los celos constituyen un afecto trastornado, es en este caso cuando podemos hablar de los celos patológicos, que necesitan un tratamiento.
Los celos no llegan nunca a constituirse como un rasgo de personalidad, ni como una reacción consistente y estable, que se manifieste por un patrón fijo de comportamiento, cualquiera que sea el niño que los sufre o el contexto donde aparece.
Los celos se expresan siempre de una forma muy versátil, en función de ciertas variables relativas a la personalidad, el contexto social, la historia biográfica del niño, además de otras fuentes de variabilidad de tipo familiar y ambiental.
El sentimiento celoso es un afecto que se alimenta a si mismo: cuanto mas atención se le preste más vigoroso se vuelve en su crecimiento y, en consecuencia mas aumenta la necesidad de satisfacerlo.
Los celos constituyen el sentimiento más privativo y con una resuelta vocación a ser custodiados en la intimidad del niño. Esto significa que cuando se sospecha de un comportamiento celoso en un niño, hemos de sospechar que un poderoso conflicto se esta fraguando en su intimidad.
El niño celoso silencia su dificultad que no comparte con nadie, y se aísla sin que con ello encuentre una solución para su problema.
Los celos infantiles también podríamos definirlos como: aquel estado afectivo transitorio o perdurable, que se siente de un hermano o de un compañero de parecidas características de edad, y que es consecuencia de un defecto de un modo de querer a los demás, como algo, y no como alguien, y de forma exclusiva.
3.- La edad de comienzo de los celos.
Desde el punto de vista de la psicología del desarrollo, la mayoría de los investigadores afirman que los celos infantiles no aparecen antes del primer año y medio de la vida,(18 meses) prolongándose durante toda la primera infancia hasta alrededor de los siete años.
La mayor frecuencia de la incidencia suele acontecer a los 18 meses de edad. Esta etapa evolutiva es especialmente importante por cuanto en ella acontece el desarrollo de ciertas habilidades que incrementan la autonomía comportamental y personal del niño.
A los 18 meses el desarrollo cognitivo es mas que suficiente para hacerse cargo de su posición afectiva en el ámbito de la propia familia. El egocentrismo propio del periodo sensomotor ha sido superado por el egocentrismo cognitivo, capaz ya de asumir las primeras diferenciaciones del propio yo. A los 18 meses ya ha aparecido la marcha y el control de esfínteres, se dispone de un mínimo de lenguaje socializado y las estructuras cognitivas permiten la interacción con otros sujetos de la misma y distinta edad.
La estructura del yo infantil en esta etapa es todavía demasiado débil, como para que su autoevaluación sea suficiente. Esto quiere decir que la autoestima y el desarrollo voico infantil dependerán en esta etapa de los afectos, alabanzas y manifestaciones de aprobación que el niño recibe, tanto de sus padres como de quienes significan una imagen vicaria de aquellos, familiares profesores y amigos.
Lo mas frecuente es que el nacimiento de un nuevo hermano sea el factor desencadenante del comportamiento celoso, aunque en ocasiones los celos pueden aparecer sin estar vinculados a este factor.
Hay casos, menos frecuentes, que la conducta celosa puede aparecer en el hermano menor de edad. En esta caso los celos surgen porque entre ambos hermanos surgen una relación de rivalidad; estudiemos algunos casos:
a) El hecho de que se suela delegar en el hermano mayor la autoridad de los padres, para que la ejerza sobre el hijo más pequeño. Lo que hace disparar en el hermano pequeño sentimientos de rebeldía.
b) Esta delegación de autoridad de los padres en el hermano mayor, es vivida por el hermano pequeño como una demostración de que éstos le tienen a aquél un afecto mayor, por lo que surge la envidia en el hermano pequeño.
c) Los celos del hermano pequeño surgen por una admiración de las habilidades y capacidades del hermano mayor, así como los supuestos privilegios con los que los padres parecen tratarle.
Los celos aparecen en el hijo mayor respecto del mas pequeño porque el hijo mayor tiene mucho mas que perder que el hijo pequeño ( lo que significaría sentirse destronado por un intruso)
Por otra parte para poder establecer esa rivalidad competitiva entre hermanos por el afecto de los padres, es necesario que el niño tenga un desarrollo cognitivo, suficientemente capaz para darse cuenta de cual es su posición en el marco de referencias afectivas de la familia, y hasta que punto ha podido ser desalojada de ellas por la llegada del hermano.
4.- Rivalidad, envidia y celos.
La rivalidad entre hermanos no debe confundirse con los celos, la rivalidad es uno de los modos mas frecuentes de comportamiento entre hermanos, no es un comportamiento constante, sino variable, hay etapas en que los hermanos discuten mas y pelean, otras apenas intercambian peleas o conflictos.
Para que se den los celos es preciso que antes el niño haya experimentado el cariño de otra persona, pues lo que realmente teme es la perdida de ese afecto, en cambio en la envidia lo que experimenta el niño es el deseo de llegar a tener lo que precisamente tienen otros y a él le falta.
El termino envidia viene dela palabra latina invidia, que significa mirar con malos ojos, desde la perspectiva psicológica podemos distinguir en la envidia los siguientes procesos:
a) Un proceso perceptivo, consistente en observar y atender a ciertos componentes de los demás.
b) Un proceso emocional, caracterizado por el resurgir de un sentimiento de tristeza ante las valoraciones positivas que del otro ha hecho.
c) Un proceso cognitivo, donde se atribuyen intencionalidades erróneas al envidiado, se distorsiona toda la información sensoperceptiva que se ha obtenido tergiversándola al interpretar desde el propio egocentrismo cognitivo, y se acaba por concluir un error, que el bien observado en el envidiado disminuye el propio valor.
El modo de proceder del envidioso comporta numerosos cambios psicofisiológicos, algunos de los cuales son capaces de generar trastornos psicosomáticos. La reacción del envidioso estimula las glándulas suprarrenales que vierten a la sangre hormonas como la adrenalina o noradrenalina, que están implicadas en la conducta inmediata anterior a la acción de repeler el ataque. Por eso la envidia va acompañada de otros sentimientos como la indignación, la hostilidad, la agresividad, el resentimiento y la cólera.
Es lógico intuir las malas repercusiones de este comportamiento en el envidioso: Algunas de las cuales pueden repercutir hacia la génesis de otros trastornos psicopatológicos como la depresión, el aislamiento social, los celos, los complejos de inferioridad y el paranoidismo.
Desde la edad Media se viene definiendo la envidia como un pecado capital consistente en la tristeza ante el bien del prójimo. Desde la perspectiva moral se han considerado como efectos perniciosos derivados de ella la difamación, la calumnia, la alegría ante los males que pueda sufrir el envidiado, el odio...
En la envidia, la amenaza contra la autoestima nace de la percepción – muchas veces falsa- de que otras personas son superiores al envidioso en lo que se refiere a posesiones, éxito social y realización personal.
5.- Comportamiento celoso, posesión afectiva y autocontrol.
El autocontrol por parte del niño celoso es difícil de lograr, En cierto modo porque el niño celoso es inseguro, su autoestima suele ser baja y su autoconcepto es bastantes ocasiones negativo ya que continuamente se esta infravalorando a si mismo.
El niño celoso imagina que el afecto que su madre le tiene es algo valioso, puesto que proviene de la persona que para el mas vale (su madre) Por consiguiente el afecto que recibe de su madre se transforma en un valor que le transforma y hace de él una persona valiosa.
Al recibir el cariño, valor de su madre, le transforma en alguien valioso.
Como esta autovaloración personal esta sostenida (externamente) por el comportamiento afectuoso de la madre es lógico que el niño celoso razone del modo erróneo siguiente: “si no recibo cariño, (valor), de mi madre, dejaré de ser valioso. Esto es lo que le hace vulnerable e inseguro de si mismo. Esta inseguridad ya preexistía inicialmente probablemente antes de que se manifestara la conducta celosa.
La falta de control sobre los sentimientos celosos, incrementa la inseguridad del niño, y esta falta de autocontrol puede acabar en un comportamiento agresivo , incluso para la madre.
El modo con que mas frecuentemente el niño celoso transfigura y encubre su comportamiento, consiste en hacer manifestaciones de exagerado cariño, afecto, juegos, caricias... a sus rivales,(hermano) a aquellos competidores potenciales de los que recela, puesto que pueden disminuir el afecto que recibe de su madre.
En este sentido, los celos se nos revelan como una especie de afectos posesivos, en los que se ha radicalizado el concepto de exclusividad, de posesión exclusiva, mientras se han olvidado otro tipo de afectos, que son mas propios entre hermanos y respecto de la familia los cuales se denominan posesión inclusiva.
Si los celos hacen sufrir tanto al pequeño, es porque éste ha percibido y vivido el apego materno no como un afecto prioritario, compartido con sus hermanos, sino como un afecto radicalmente exclusivo, como una pertenencia que jamás debería abrirse a un tercero.
6.- Los celos infantiles mas frecuentes.
a) Las atenciones que la madre prodiga al recién nacido, lavarlo alimentarlo....es un tiempo que la madre dedica a su hermano a costa de arrebatárselo a él, según percibe el niño celoso, todo esto hace que el niño celoso vea a su hermano como un intruso, que le ha usurpado el cariño de su madre, y con él los privilegios que tenia, en una palabra que lo hacían ser valioso.
b) Sentimiento de humillación pública y frustración por que ha dejado de ser el centro de la casa, respecto por ejemplo a amigas y amigos de los padres. Es esta dimensión publica del apego afectivo la que puede suscitar esos comportamientos de irascibilidad y agresividad respecto a su hermano.
7.- Interacción madre-hijo y comportamiento celoso.
Entre la madre y el hijo se da desde los primeros días de vida del niño una mutua interdependencia que es lo que conocemos como interacción madre-hijo. Se sospecha que determinados tipos de interacción madre-hijo pueden constituir un importante factor causal de los celos infantiles.
La ruptura del vinculo afectivo madre-hijo y por consiguiente de la interacción que hay entre ellos puede ser un factor desencadenante de los celos infantiles.
En la aparición de los celos infantiles esta implicada de una u otra forma el tipo de interacción a que el niño haya estado expuesto en las relaciones con su madre y sus hermanos.
Las primeras relaciones que se establecen entre madre-hijo son necesariamente de mutua y reciproca interdependencia. La madre satisface a través de esta relación muchos de sus sentimientos femeninos y tal vez el deseo tan alimentado de ser madre.
l niño satisface la mayoría de sus necesidades físicas y casi todas las necesidades psicológicas que en este momento evolutivo.
El lógico que en esta interacción el niño sea mas dependiente que la madre, de aquí resulta que esta interdependencia ni sea equilibrada ni simétrica, condiciones que siendo naturales deberían ser tenidas en cuenta por la madre, para tratar de compensarlas y adaptarse a ellas a medida que el niño crece. Con el crecimiento del niño estas interacciones cambian, pudiendo llegar a distorsionarse con la llegada de un nuevo hermano o con cualquier otro hecho ( comenzar a trabajar) por el que la madre tenga que dedicar una mayor atención a cualquier otro acontecimiento.
Para el niño, su madre esta adornada durante estas primeras etapas con las características de lo insustituible, de la unicidad, y de la irrepetibilidad. Estas características con las que ahora el niño percibe a su madre desaparecerán con el tiempo, bien porque el niño madura y deja de percibir esos rasgos en su madre y también por abrirse a otras relaciones afectivas con sus compañeros y hermanos.
Aunque en muchas ocasiones los celos infantiles surgen independientemente de cual sea el comportamiento de la madre, hay ciertos errores en los estilos de comportamiento de la madre que pueden facilitar la aparición y desarrollo de los celos infantiles:
a) La madre puede cooperar erróneamente a la aparición de los celos en su hijo, cuando fingida o realmente, consciente o inconscientemente establece o ayuda al establecimiento de una cierta inseguridad emocional en su propio hijo a través de su propio comportamiento, Amenazas un tanto vagas con no quererlo, compararlo con sus hermanos o facilita la aparición de cierto agravio comparativo de tipo afectivo entre ellos. “ Si no comes no te quiero” A Ana la quiero mas que a ti porque es buena”...
b) A través de la conducta de la madre puede contribuir a la aparición de rivalidades entre hermanos, parientes o amigos de sus hijos. Basta para ello con que compare a su hijo con alguno de sus hermanos, primos, amigos, magnificando algún aspecto, rasgo o habilidad de éstos y infravalorando o devaluando algunas de las características de su hijo.
c) Las madres pueden llegar a descalificar socialmente a sus propios hijos, disminuyendo todavía mas sus habilidades sociales y el autoconcepto y autoestima que tenían. En estos casos la conducta de la madre es indirectamente la promotora del comportamiento celoso del hijo. Estos comentarios imprudentes, ausentes de malicia y motivados como una broma tienen repercusiones que reobran la configuración de la personalidad del niño, a la que de una u otra forma suelen modificar.
d) Cambios de la madre en su comportamiento después del nacimiento del segundo hijo, menor tiempo de confrontación con el hijo, mayor disminución de aquellas conductas positivas de aquellos estimulos y refuerzos positivos que incrementaban la seguridad del niño y potenciaban su auto estima.
e) Aumento de la interacción verbal con el hijo de tipo prohibitivo.
f) Disminución de la atención hacia el hijo, de la dedicación del tiempo y afecto.
8.-DIAGNÓSTICO
Con el fin de ayudar en la detección de las conductas celosas, se ha elaborado un cuestionario dirigido a las familias. Este cuestionario tiene por objeto ayudarlas en la observación y reflexión de comportamientos que pueden considerarse como manifestaciones de celos.
A modo de sugerencia, aconsejamos su cumplimentación de la siguiente manera:
a) Lectura del cuestionario.
b) Responder SI o NO conjuntamente madre y padre tras una breve reflexión de cada punto.
c) Tras su rellenado puedes consultar con una persona especializada. (orientadores, psicólogo, profesores, etc. ) que le aportaran las pautas pertinentes según las manifestaciones que el hijo muestre.
REGISTRO DE CONDUCTAS
- SI
- NO
1. Conductas que manifiesta el niño o la niña en la relación con sus padres.
Muestra agresividad hacia su madre.
Se muestra agresivo con su padre.
Cuando se le abraza o se le manifiesta cariño, suele responder con rechazo.
Busca el afecto de modo exagerado.
2. Conductas que manifiesta el niño o la niña en la relación con los hermanos:
Se manifiesta de forma más agresiva de lo normal.
Expresa frases que indican rechazo o rivalidad hacia el hermano o hermana: "No quiero que venga conmigo", " que se quite ese de ahí",...
Se ha vuelto más burlón con sus hermanos
A menudo "delata". Se ha vuelto un "acusica".
Habitualmente se compara con ellos y se siente peor tratado.
A la hora de jugar, se niega sistemáticamente a compartir sus cosas.
Rompe y descuida el material (juguetes, juegos, material escolar,...) de los hermanos.
En ocasiones busca su compañía pero para molestarles y fastidiarles.
Tiende a aislarse.
De un tiempo a esta parte, no le gusta hablar de sus hermanos; parece que rechaza los comentarios referidos a ellos.
3. Conductas que manifiesta el niño o la niña con sus amigos y amigas:
Se muestra más agresivo de lo habitual con amigos y/o compañeros.
Les suele hacer burla, se mofa, realiza comentarios despectivos.
Les acusa ante otras personas.
Hace un tiempo que se compara con ellos y se siente peor tratado.
Últimamente se niega a compartir sus cosas.
Rompe o descuida las cosas de los demás (antes no lo hacía).
En ocasiones busca su compañía pero para molestarles e importunarles.
De un tiempo a esta parte tiende a aislarse y a no compartir los momentos de juego.
Parece que está en su mundo, ausente.
Se muestra más sensible, susceptible e irascible.
4. Conductas relacionadas con el entorno escolar:
El profesorado comenta que el hijo o la hija se muestra más airado con ellos, contesta de forma brusca y se manifiesta de forma rebelde y desafiante...
Últimamente deja de hacer sus tareas escolares.
En el colegio nos dicen que llama la atención en clase.
Sus calificaciones académicas han sufrido un bajón sin causa aparente.
Parece que ha perdido interés por el estudio; evade los comentarios acerca del colegio,
5. Conductas referidas a los hábitos alimentarios del niño o de la niña.
Pide que le den de comer a la boca cuando ya comía solo.
Quiere comer lo mismo que su hermano (bebé).
Rechaza alimentos que ya ingería o aceptaba.
En ocasiones amenaza con vomitar.
En situaciones concretas llega a vomitar.
6. Conductas relacionadas con el control de esfínteres del niño o de la niña:
Ha vuelto a mojar la cama por las noches.
En alguna ocasión se ha hecho pis durante el día.
En alguna ocasión se ha hecho cacas durante el día.
7. Conductas referidas a su estado emocional:
Últimamente llora por cualquier cosa.
Se enfada con facilidad.
Se le ve más nervioso que antes.
En ocasiones se le ve triste, con apatía, sin ilusión.
Se muestra muy sensible y susceptible (da mucha importancia a cosas insignificantes)
Manifiesta que no desea crecer.
Tiene mucho miedo por la noche (habla de fantasmas, monstruos, personajes fantásticos)
Tiene miedo a los lugares oscuros de casa, del colegio, de la calle.
Se niega a estar solo durante el día.
Muestra temor a algunos animales(aunque sean conocidos e inofensivos).
Teme a lo desconocido, bien sea personas, cosas o
situaciones.
Desea dormir con sus padres aduciendo miedos(ya dormía solo).
Otros miedos. Descríbelos a continuación:
8. Conductas referidas a la responsabilidad.
Se niega a colaborar en las tareas de casa.
No se niega, pero no asume las responsabilidades que le asignan.
Busca privilegios, pero rehuye sus obligaciones.
No acepta ni cumple las normas establecidas en casa.
9. Conductas relacionadas con el sueño.
Se despierta por la noche con cualquier pretexto(pide agua, ir al baño)
No se le hace hora de ir a dormir(antes iba a su hora).
Pide ir a la cama de sus padres porque dice que duerme mejor.
Pide que duerman(el padre o la madre) en su cama.
9.-PAUTAS DE INTERVENCIÓN.
A continuación se presentan una serie de consejos que eviten la aparición y/o mantenimiento de conductas celosas dentro de la familia.
9.1-Evitar: (en la medida de lo posible)
· Los gritos y las descalificaciones.
· Las atenciones y dedicación excesivas.
· Privilegios a unos hijos frente a otros.
· Comparaciones entre los diferentes hijos.
· Intromisiones en los conflictos de los hijos y tomar partido en ellos (siempre que no haya agresión).
· Atenciones y recompensas al "chivato".
· Comentarios de vecinos, amigos y familiares haciendo comparaciones de vuestros hijos.
· Un trato irónico, o risa y burla ante conductas inadecuadas.
· Que el hijo mayor deba asumir en todo momento la responsabilidad del cuidado del hermano menor.
· La competitividad entre hermanos.
· Tomar en cuenta las conductas propias del niño (impropias de la edad).
9.2.¿Qué debemos hacer?.
- Procurar realizar las conductas que exponemos a continuación:
- Fomentar la cooperación entre los hermanos. ( en las tareas de la casa, recados, en situaciones de juego ..)
- Observar y reflexionar sobre las conductas celosas de nuestros hijos y reaccionar sin darles excesiva importancia.
- Tratar con afecto y atención frecuentes a tus hijos para que perciban que son queridos.
- Favorecer el juego con todos los hijos (para lograr una mayor armonía entre los hermanos).
- Promover un clima de sosiego y tranquilidad en todos los momentos posibles.
- Analizar entre los adultos las causas posibles de los celos y las distintas soluciones.
- Educar a los hijos en el control de sus emociones: aprender a soportar pequeñas frustraciones, alegrarse del éxito de los demás, responder con tranquilidad ante situaciones adversas, enseñarle a aceptar sus incapacidades y dificultades con optimismo.
- Respetar la autoridad de los padres y admitir los límites establecidos en la familia. Conseguir que se acepten las normas de casa de forma democrática. Resulta necesario conseguir que se respeten aquellas normas que la unidad familiar estime imprescindibles. No obstante, si algún hijo se rebela, conviene que los padres expliciten los límites de la convivencia familiar.
- Respetar el espacio de juego e intimidad de cada hijo.
- Estimular a los hijos para que expresen lo que sienten con libertad y puedan compartir tristezas y alegrías.
- Estimular a los hijos y darles seguridad.
10.-. Consejos y orientaciones para las familias ante la llegada de un nuevo hermano u hermana:
- Hacer partícipe a los hijos de las tareas que conlleva la llegada de su hermano: - Preparar la cuna y habitación, adquirir la ropa...
- Valorar a los hijos tras la realización de estas tareas; más por la actitud que manifiestan que por el resultado final.
- Resaltar la importancia de tener hermanos y de la felicidad que esto comporta en el juego, en las labores diarias, en la alegría de la casa y de las reuniones familiares...
- Advertir a los familiares que en las visitas que nos realicen eviten expresiones del tipo: "ahora si que vas a tener que compartir", o "ya sabes, lo tendrás que cuidar porque el niño será muy pequeño y tu ya eres mayor" etc...
- Así mismo incitarles a que sus expresiones hagan alusión a aspectos positivos referidos al nuevo hermano: "te vas a divertir mucho", "con un hermano vas a poder jugar cuando se haga un poco más grande" etc. ..
- Debemos evitar la coincidencia de llevar al mayor a una escuela infantil cuando nace otro/a hermano/a. Es preferible adelantar o retrasar esta entrada para que no asocie: nace mi hermano = salgo de casa.
11.-Tras el nacimiento de un nuevo hermano:
- Evitar frases que recriminen sus acciones: "No lo toques", "Aléjate que no me fío de ti", "Que se te va a caer"..
- Estimular con expresiones positivas todo acercamiento: "Qué bien lo cuidas" "Eres muy responsable", "Ven que lo vas a bañar muy bien".
- Involucrar a los hermanos en las tareas de cuidado, higiene, alimentación etc.
- Buscar espacios para atender de forma preferente a los hermanos en el momento del nacimiento del nuevo bebé y en el período posterior. Las personas adultas solemos dirigirnos rápida y casi exclusivamente al recién nacido, relegando la atención a los demás hermanos; sin embargo, son éstos los que pueden manifestar conductas celosas y no el recién nacido que no es consciente del momento.
- Procurar dar afecto a los hijos sin distinción de edad. En nuestra sociedad solemos prestar excesiva preferencia afectiva al niño pequeño omitiendo de forma bastante brusca e inconsciente la atención a los hermanos mayores.
- Valorar a nuestros hijos delante de familiares y visitas, tratando de omitir todo comentario negativo sobre ellos.
12.-. CONCLUSIONES.
En la mayoría de las situaciones en las que se detectan conductas celosas, éstas pueden considerarse como manifestaciones naturales, respuestas propias de la edad y debemos entender la aparición de estos "miedos" como un proceso de adaptación y maduración en la evolución normal de los niños y niñas.
Una vez identificadas en el hogar conductas celosas entre los hijos, y si al transcurrir un tiempo razonable no se constata una evolución satisfactoria, sería conveniente recurrir a la ayuda de un profesional.
Si los padres transmiten seguridad y afecto, los celos irán dando paso a una relación amistosa entre hermanos. La cooperación de todos y un clima familiar donde se dan oportunidades para participar, contribuirá a que la rivalidad entre hermanos vaya disminuyendo progresivamente.
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